Guribe destacó el carácter prepotente de las empresas privadas vinculadas a la minería en su propio provecho en tanto que ello se complementa con la permisividad del poder público en cuanto a reprimir las expresiones de resistencia hacia las comunidades que enfrentan esos procesos.

Al mismo tiempo, el observador europeo destacó la firmeza de las comunidades en cuanto a defender sus territorios, su hábitat y por ende su misma cosmovisión.

Es de destacar que el proceso de autorización de nuevas licencias ha sido precedido por sendas consultas comunitarias en las regiones más aisladas del territorio guatemalteco, las cuales, además de participativas, han sido destacadas por su carácter emotivo.

La consulta comunitaria es un ejercicio muy cotidiano, tradicional y ancestral en comunidades indígenas, sobre asuntos internos y sobre los externos que les afligen, pero ha sido muy atacada, descalificada y estigmatizada por la legislación actual y por los mecanismos occidentales de la “participación ciudadana”.

En muchos casos, la discusión desde el poder político guatemalteco ha tendido al reduccionismo de una negociación de las regalías por la extracción, principalmente, de oro a cielo abierto. Esta industria minera, además de expoliar la riqueza mineral del suelo guatemalteco, significa el vertido de toneladas de tóxicos, en especial cianuro en corrientes de agua fundamentales para la vida de las comunidades rurales.

La consigna de las comunidades, entonces, ha sido: “Aunque nos den el 100 por ciento nuestra respuesta sigue siendo NO”.

Escuchamos el testimonio de Luis Guribe, en el micrófono de Victorino Tejaxun para Radio Mundo Real.

Foto: http://despiertosdelsur.blogspot.com/