La idea es realizar asimismo una Asamblea Permanente de los Pueblos y las dos actividades serán paralelas a la Conferencia de las Naciones Unidas (ONU) sobre Desarrollo Sustentable (Río+20), que se hace en la misma ciudad y a 20 años de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo realizada allí.

“Por Nuestros Derechos y los Derechos de la Naturaleza, contra la Mercantilización de la Vida y el Reverdecimiento del Capitalismo”, dice la convocatoria lanzada en diciembre y ahora vuelta a difundir.

Las agrupaciones que están detrás de la propuesta, principalmente latinoamericanas, son: la Alianza de Pueblos del Sur Acreedores de la Deuda Ecológica, Amigos de la Tierra América Latina y el Caribe, la Convergencia de Movimientos de los Pueblos de las Américas, la Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas, Grassroots Global Justice, el Grito Continental de los Excluid@s, Jubileo Sur/Américas, la Marcha Mundial de las Mujeres, el Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales, Oilwatch y La Vía Campesina.

Numerosas organizaciones sociales han advertido que la cumbre de la ONU de Río+20 buscará afianzar las bases del “capitalismo verde” o “economía verde”, con “soluciones de mercado” a las diversas crisis que favorezcan a los gobiernos de países industrializados y a las grandes corporaciones transnacionales.

Brasil está dispuesto a involucrarse en “procesos que puedan crear la arquitectura (legal) para legitimar el capitalismo como verde”, dijo en diciembre a Radio Mundo Real la activista Lucia Ortiz, de NAT – Amigos de la Tierra Brasil. “Nuestro país nunca tuvo tantos proyectos de leyes ambientales, que son una corrida por la mercantilización de la naturaleza y para pintar de verde el capitalismo en esta nueva fase, que es de apropiación de los bienes comunes”, explicó.

La ambientalista habló de algunos grupos que están resistiendo en su país esta nueva escalada capitalista de orden mundial. Destacó a los pescadores artesanales y reivindicó las banderas de la “economía solidaria, feminista, de la reforma agraria y de la agroecología”, a las que consideró “soluciones de los pueblos”. “Nuestro desafío es movilizar a esos diversos grupos y crear un choque de paradigma real a esa supuesta conferencia por el desarrollo sustentable, que en realidad es por el capitalismo verde”, resumió Ortiz.

La convocatoria relanzada ahora defiende el derecho de los pueblos, especialmente de aquellos más vulnerables, a tener acceso a sus territorios, a la tierra, al agua, los alimentos, la energía, las semillas y medios de vida dignos, y reivindica los derechos de la Madre Tierra. Considera que el actual modelo de desarrollo es “por definición no sustentable”, y que su “inhumanidad depredadora va buscando someter cada aspecto de la vida a la acción del mercado, anteponiendo siempre las ganancias de unos pocos al buen vivir del conjunto”. Y ese modelo “intenta asumir un rostro cada vez más ’verde’ detrás del cual esconderse”, agrega.

Los convocantes a la Cumbre y Asamblea de los Pueblos aseguran que la economía verde “viene a liberalizar la Naturaleza y su acceso por parte de los mercados, dividiéndola en componentes -como el carbono, la biodiversidad o los servicios ambientales- para generar al mismo tiempo títulos de especulación financiera, el control corporativo, la pérdida de soberanía alimentaria y el vaciamiento de los territorios”.

Ante esta realidad, los movimientos y organizaciones sociales plantean que es necesario convertir Río+20 en un proceso mundial de fuerte movilización, que fortalezca las luchas y resistencias por sobrevivencia a través de la construcción de alternativas no-capitalistas, como la soberanía alimentaria. Reconocen la crisis económica, ecológica, alimentaria, energética, democrática, climática, de derechos, de género, que son parte de una “crisis civilizatoria”. “Frente a la enorme fiesta de las falsas soluciones que están preparando para Río+20 las grandes corporaciones, los bancos y entidades financieras internacionales y los gobiernos cómplices, con el fin de consolidar un capitalismo reverdecido (...), la Cumbre de los Pueblos tendrá el desafío de hilvanar y visibilizar las verdaderas soluciones de los pueblos”, explican las entidades sociales. Esas soluciones populares “se vienen construyendo en el campo, en los bosques, en las fábricas, en las comunidades, los barrios, las escuelas y demás lugares de trabajo y de convivencia”.

En el marco de la Cumbre y Asamblea de los Pueblos en Río se espera que hayan movilizaciones, acciones concretas, talleres de formación y actividades auto-gestionadas, siempre con un fuerte sentido de defensa de la vida, la soberanía, la autodeterminación, la igualdad, los derechos humanos y los derechos de la naturaleza. “Río+20 tiene que ser un punto de partida para una sociedad más justa y más solidaria”, cierra el llamado, que invita a sumarse hasta el 21 de enero a través del correo electrónico [email protected]

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