Otras 10 personas de la colonia fueron hospitalizadas y son unas 20 las que padecieron síntomas similares en las primeras semanas de enero; hay investigaciones en curso.

“¿Cuántas muertes más son necesarias para que el Estado paraguayo se reconozca en su papel de regulador de las leyes en materia medioambiental y de derechos humanos, reconocidas por la Constitución Nacional?”, pregunta La Vía Campesina Paraguay en un comunicado de prensa difundido el domingo.

El 7 de enero Rubén Portillo Cáceres, de 26 años, fue ingresado muerto al hospital del distrito de Curuguaty, ubicado a unos 20 kilómetros de la Colonia Yerutí. Según sus familiares, había tenido fiebre alta, dolores estomacales y vómitos, síntomas de intoxicación, luego de una fumigación masiva en las plantaciones de soja transgénica de la zona, pertenecientes a agricultores brasileños. La Colonia Yerutí está rodeada de esos cultivos.

Luego de la muerte de Portillo unas diez personas fueron trasladadas al mismo hospital de Curuguaty, entre ellas la madre del joven, con los mismos síntomas y otros similares, como dolores de cabeza, mareos y diarrea. Según el diario paraguayo ABC, los médicos realizaron exámenes de rutina a las personas ingresadas al sanatorio y algunos de ellos arrojaron valores preocupantes. Cinco vecinos quedaron internados allí e inclusive uno fue derivado al Centro de Emergencias Médicas de Asunción, la capital paraguaya.

La doctora Angie Duarte, directora del hospital distrital de Curuguaty, denunció ante varias instituciones correspondientes los casos de personas presumiblemente intoxicadas con agrotóxicos.

Funcionarios de la Secretaría del Ambiente de Paraguay, del Servicio Nacional de Calidad y Sanidad Vegetal y de Semillas, y del Ministerio de Salud, comenzaron las investigaciones en Colonia Yerutí para conocer las causas de la presunta intoxicación. Pero “la llegada ha sido tardía”, se lamenta La Vía Campesina Paraguay. “El nulo control de las autoridades competentes ha hecho posible caer nuevamente a una víctima fatal de los agronegocios”.

Los campesinos paraguayos alertan sobre la necesidad de que la población nacional reflexione sobre esta realidad del campo. Explican que el modelo de las plantaciones de soja transgénica y otros cultivos genéticamente modificados a gran escala, y de las fumigaciones, provoca arrebatamiento de tierras ancestrales a pueblos indígenas, expulsión de campesinos, desarraigo, abortos espontáneos, nacimientos con malformaciones y deterioro ambiental, entre otras cosas.

La Vía Campesina Paraguay considera en su comunicado que la prensa burguesa y el Estado “se ponen de rodillas ante el empresariado sojero, que recurre a la corrupción y sus variantes, como la prebenda, el clientelismo y la prevaricación, en una asociación ilícita para delinquir con politiqueros, mafiosos y peces gordos de los tres poderes”.

Finalmente, los campesinos demandan al gobierno nacional que frene inmediatamente las fumigaciones masivas, que se atienda a todos los afectados y se castigue ejemplarmente a los responsables de las fumigaciones “por violar las normativas ambientales sin ningún reparo ni pudor”. Asimismo, los habitantes de Colonia Yerutí exigen a las autoridades que confirmen si se trata de casos de intoxicación por agrotóxicos, y en caso positivo que expulsen a los colonos brasileños.

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