31 de octubre de 2011 | Entrevistas | Anti-neoliberalismo | Derechos humanos | Soberanía Alimentaria
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El modelo forestal chileno se basa en la "invasión territorial", especialmente en el sur y centro sur del país, "y sobre todo en la invasión del territorio (indígena) mapuche", advierte la investigadora Camila Montecinos, de la organización internacional GRAIN.
“Solamente Arauco (empresa forestal y celulósica chilena) tiene más tierra que todo el pueblo mapuche junto. El nivel de concentración de la tierra ha sido brutal en Chile, al igual que el desempleo en el campo”, agrega Montecinos en entrevista con Radio Mundo Real. Hay un grave conflicto territorial en Chile que enfrenta a las empresas forestales con el pueblo mapuche originario de las zonas en disputa, que muchas veces se ve obligado a desplazarse.
GRAIN es una pequeña organización internacional que trabaja apoyando a campesinos y a movimientos sociales en sus luchas por lograr sistemas alimentarios basados en la biodiversidad y el control comunitario. El 29 de septiembre GRAIN recibió el premio conocido como “Nobel Alternativo” de parte de la fundación Right Livelihood Award, por su defensa de las comunidades agrícolas y la denuncia de compras masivas de tierras en países en desarrollo por parte de intereses financieros extranjeros.
Montecinos fue entrevistada por Radio Mundo Real durante una gira realizada el 19 de septiembre por varias zonas de Uruguay afectadas por los monocultivos de eucaliptos y pinos y la industria celulósica. La actividad fue organizada por el Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales (WRM, por su sigla en inglés) en el marco de las celebraciones del Día Internacional contra los Monocultivos de Árboles (21 de septiembre).
La “invasión territorial” es el principal punto en común que Montecinos encontró entre los modelos forestales de Uruguay y Chile, que en líneas generales son muy parecidos. No obstante, el modelo chileno nace dos décadas antes que el de Uruguay, en los años 70, también a base de eucaliptos y pinos, y ya ahora con varias plantas de celulosa funcionando. Según cuenta la activista chilena, la forestación en su país se desarrolló con decretos y condiciones favorables de la Dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990). La Dictadura “le pagó a las empresas todo el proceso de plantaciones”, señala Montecinos.
La investigadora habla también del fuerte lobby de las empresas forestales y celulósicas sobre todo el sector político de su país y del hostigamiento que sufren las comunidades mapuches afectadas por las plantaciones, rodeadas por una Policía “semi militarizada”.
Arauco es una de las empresas de mayor renombre internacional en el sector forestal y celulósico, con emprendimientos y planes en varios países. En Uruguay, por ejemplo, la compañía conformó junto a la firma sueco finlandesa Stora Enso el consorcio Montes del Plata, el mayor propietario de tierras en ese país (más de 250 000 hectáreas), que además está construyendo una planta de celulosa en la localidad de Conchillas, departamento de Colonia.
“Arauco ha sido famosa en Chile por los procesos de contaminación”, señala Montecinos, que cuenta de los casos más emblemáticos de polución de la empresa. “Ahora quiere instalar todos los ductos de efluentes en una zona de pesca artesanal sumamente rica”, relata.
Para la activista, “Arauco es una transnacional, si es chilena o no a estas alturas da lo mismo, es una transnacional y hay que mirarla como tal”. Agrega que “una cosa que a veces hace a Arauco más brutal que otras empresas es que cree que, por ejemplo en Chile, no hay suficiente rechazo público, social, para que tenga que preocuparse. (...) Siente que tiene tal poder que nadie se puede oponer”. Sin embargo, “creo que eso está cambiando y se van a encontrar con la sorpresa de que sí hay una oposición social fuerte”, consideró Montecinos teniendo en cuenta también la resistencia a la industria celulósica en Uruguay.
La investigadora enfatiza que “Arauco es hija de la Dictadura de Pinochet”. “Surgió con los subsidios entregados por esa Dictadura, se mantuvo porque pudo explotar una mano de obra en forma extrema, con bajos sueldos, falta de condiciones laborales, actividades anti-sindicales”, agrega. Montecinos explica que ese apoyo dictatorial a Arauco tuvo “muertes de por medio” y que luego de 1990 las políticas neoliberales la siguieron favoreciendo. “Para que Arauco pudiera crecer miles de familias en Chile tuvieron que perder su tierra y salir del campo”, sentencia.
Foto: Radio Mundo Real
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