En entrevista con Radio Mundo Real, Chávez aseveró que una de las alternativas para cambiar esa realidad tiene que ver con los intentos de buena parte de la juventud maya de articular acciones en defensa de la madre tierra, y puntualmente en la lucha comunitaria contra los emprendimientos mineros.

Según dijo, a la juventud maya se la ve “como mano de obra barata” para las fincas cafetaleras, el corte de la caña y las empresas maquiladoras.

Las maquilas son enclaves económicos, fundamentalmente dedicados a la industria textil de producción en serie, y pertenecen a capitales internacionales, que funcionan en un sistema de zona franca.

Allí los derechos laborales de los jóvenes y las mujeres son permanentemente vulnerados: las mujeres embarazadas son despedidas, la organización sindical es reprimida y los sueldos son de miseria.

“Por otro lado, tenemos un incremento de la criminalización de las luchas, porque ven que ha mejorado la organización de jóvenes y mujeres. Ya han asesinado a varios compañeros por su lucha en defensa del territorio”, denunció Chávez.

La militarización de las comunidades -una experiencia que Guatemala vive como un deja vu permanente-, se está retomando por parte del Estado con la excusa de combate al narcotráfico y la violencia juvenil.

“El Ejército sale a la calle justo cuando las comunidades comienzan a tomar conciencia de la importancia de defender el territorio”, alertó la representante del Consejo de Juventud Indígena de Guatemala.

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