El gigantesco país sudamericano salió en apoyo de posiciones progresistas en la primera semana de la COP, especialmente de los países de la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), que defendieron el Protocolo de Kioto.

Al mismo tiempo, Brasil acepta el mercado de carbono, que ha dado lugar a mecanismos técnicos que permiten a los países industrializados librarse de sus obligaciones de reducción de gases contaminantes, a través de lo que se conoce como “compensación” de emisiones. Brasil tiene posiciones muy peligrosas en el tema del financiamiento climático, resume NAT – Amigos de la Tierra Brasil.

Radio Mundo Real entrevistó en el marco de la COP a Lucia Ortiz, integrante de la organización ambientalista. La activista consideró que “el papel de los países en desarrollo es clave para bloquear cualquier mal acuerdo en esta conferencia”, y dijo que es necesario que “Brasil sea más proactivo” en ese sentido. De todas formas, Ortiz reconoció y subrayó el apoyo de su país a los Estados del ALBA.

Los países de ese bloque anunciaron el viernes en conferencia de prensa que algunas naciones desarrolladas (Japón confirmada) habían dicho en reunión informal cerrada de la COP que no hay ninguna chance de que en esta conferencia se acuerde un segundo período de compromisos dentro del Protocolo de Kioto (2013 – 2017).

Los representantes oficiales de Bolivia, Venezuela, Nicaragua, Ecuador y Dominica alertaron en la rueda de prensa que si esta posición de los países desarrollados persistía, el ALBA no estaba dispuesta a acordar ningún otro tema en estas negociaciones.

“Brasil hizo un movimiento bien interesante de apoyar los otros países en desarrollo, especialmente los países del ALBA, diciendo que esta conferencia no va a tener ningún sentido si no hay un compromiso con el segundo período del Protocolo de Kioto”, dijo Ortiz, coordinadora para América Latina del programa de Justicia Climática y Energía de Amigos de la Tierra Internacional.

Antes de eso, al comienzo de la semana pasada el presidente brasileño Luiz Inácio "Lula" da Silva había dicho públicamente que no vendría a la conferencia de Cancún porque no habría ninguna resolución importante. Según Ortiz, luego de ese comienzo que generó fuerte impacto, Brasil tuvo una actitud “de bajo perfil, muy callado, muy quieto”. Desde algunos sectores de la sociedad civil brasieña se señala que el gobierno se mueve con cautela para evitar conflictos en el proceso rumbo a la Conferencia de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sustentable o “Río + 20”, en mayo de 2012 en la ciudad brasileña de Rio de Janeiro.

De todas formas, enseguida Brasil volvió al tapete entonces en la defensa del segundo período de compromisos de Kioto. El primer período termina en 2012 y los Estados deberían acordar las reducciones de emisiones para el segundo período, entre otras cosas, lo cual están lejos de alcanzar y atrasados, dado que hay que dar tiempo a los parlamentos para que ratifiquen los acuerdos.

Pero en otros temas Brasil preocupa con sus posiciones, según las palabras de Ortiz. “Es que tiene posturas muy peligrosas respecto, por ejemplo, a la cuestión de financiamiento climático”. La ambientalista destacó sobre este punto que Brasil no se coloca contra un eventual manejo del Banco Mundial de los fondos del clima para adaptación y mitigación en el Sur global. “Además, desde Conpahague (COP 15 de diciembre de 2009) Brasil cambió su posición contra la expansión de los mercados de carbono. Tiene una postura muy difícil de entender, porque dice que rechaza la compensación de emisiones pero no el mercado de carbono”, agregó. Es justamente en el mercado de carbono donde se concretan las compensaciones de emisiones, con la compra de créditos o bonos por parte del Norte generados en proyectos en el Sur global.

Ortiz dijo que con estos proyectos “no hay reducciones de emisiones reales, apenas mecanismos de flexibilidad”. Se trata de un “subterfugio para no atacar lo que hay que atacar, o sea, concretar las mitigaciones (reducciones de emisiones) de los países históricamente responsables”, señaló.

En esta misma línea, la coordinadora de Justicia Climática y Energía de Amigos de la Tierra recordó también que Brasil tiene un gran interés en el mecanismo de Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de los bosques en los países en desarrollo (REDD). Dijo que las negociaciones sobre el punto no han avanzado mucho, pero alertó por eventuales tratativas que pudieran ocurrir por fuera del marco multilateral para luego ser impuestas al plenario.

Ortiz subrayó la importancia de los países en desarrollo para controlar el proceso de las negociaciones en Cancún y presionar por acuerdos justos. “El monitoreo de los Estados en desarrollo es clave para cambiar el balance de las negociaciones en términos de poder, porque la mayoría de los países defienden intereses de las corporaciones y no de los pueblos”, manifestó. La ambientalista destacó, en contrapartida, el movimiento internacional por justicia climática, reunido ahora en Cancún, y el “Acuerdo de los Pueblos” de la Cumbre de Cambio Climático de abril de 2010 en Cochabamba, Bolivia. “No queremos más ’Copenhagues’”, manifestó Ortiz, en referencia al acuerdo antidemocrático y contrario al Protocolo de Kioto firmado en esa ciudad en la COP 15. “Decimos si a Cochabamba”, finalizó.

Foto: Radio Mundo Real