La medida, que se realizó en todo el país, forzó el cierre del aeropuerto Mariscal Sucre -supuestamente para evitar la partida del presidente Rafael Correa- y provocó bloqueos de varias carreteras. Asmismo, la suspensión de sus tareas provocó una ola de saqueos y robos a comercios y bancos.

Desde temprano, según informó el medio CRE Satelital Ecuador, alrededor de 800 policías se congregaron en la principal base de toda la Policía, el Regimiento Quito No. 1, que es además lugar de almacenaje de las municiones.

Allí se hizo presente el presidente Correa, quien logró vencer las resistencias policiales y abrirse paso al regimiento, desde donde brindó un encendido discurso a los oficiales en protesta.

Correa indicó que durante su gobierno los policías habían más que duplicado sus sueldos, y que el quitar los beneficios que querían mantener los policías respondía a equiparar los salarios y beneficios que reciben los funcionarios públicos.

Refiriéndose al aumento de presupuesto para la policía nacional, el presidente señaló: “sabemos que no hemos logrado solucionar todos los problemas, pero los estamos solucionando”. Agregó que su gobierno estaba luchando por el bien común, y señaló en referencia a los reclamos de los policías: “luchen por cosas que valen la pena luchar”.

Frente a los cánticos de los oficiales, que gritaban “Eso dijo Lucio” -en referencia al ex mandatario ecuatoriano Lucio Gutiérrez, quien encabezó el Ejecutivo hasta el año 2005- Correa respondió que era él uno de los conspiradores detrás de la protesta, que estaba disfrazando un intento de golpe de Estado.

“Señores de prensa, ahí tienen la respuesta a todo lo que está pasando, las conspiraciones que hemos venido anunciando hace tiempo”, indicó el mandatario, quien acto seguido se abrió la camisa y gritó a la multitud que podían asesinarlo si así lo querían, pero que su proyecto no se detendría con su muerte.

“Si quieren destruir la patria aquí está, destrúyanla, pero este presidente no dará ni un paso atrás. Viva la patria”, concluyó.

Al terminar su discurso, Correa fue atacado por algunos efectivos policiales, por lo que debió ser hospitalizado de urgencia en el Hospital de la Policía. Desde allí, en una comunicación con la radio pública de su país, habló de la posibilidad de decretar el Estado de Emergencia, repitió que el proyecto de país que había iniciado no se detendría, y dijo que algunos policías estaban intentando entrar por la fuerza al lugar donde se encontraba.

“Lo más que tengo que perder es la vida”, volvió a decir, mientras desde su gobierno se hacía un llamamiento público a la movilización para respaldar la democracia y proteger la integridad física del presidente.

Mientras desde los partidos de la oposición se aprovechó el momento para pedir la renuncia de Correa, miles de personas se congregaron en la capital, Quito, para expresar apoyo a su gestión. La protesta policial no ha sido apoyada ni por la cúpula de la Policía ni por la de las Fuerzas Armadas, que dijeron respaldar el Estado de Derecho y respetar la investidura del presidente.

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