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3 de febrero de 2017 | Noticias | Agua | Soberanía Alimentaria | La Armonía
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Una veintena de familias esperan desde hace diez días los resultados de análisis químicos que constaten en valores numéricos lo que ya saben: su producción de tomates y pimientos entre alguna otra hortaliza está perdida y sus invernaderos permanecerán inútiles para albergar nuevos cultivos que les permita hacer frente, económicamente, al resto del año.
En tanto, algunos depósitos de agua para el consumo doméstico han comenzado a llegar, facilitados por el gobierno del departamento de Canelones ante la recomendación de las autoridades del Ministerio de Salud de no utilizar los manantiales ya que también, al igual que el agua del pequeño aunque fundamental Arroyo Tabárez, puedan resultar letales no ya para los cultivos sino para la propia vecindad.
Como informara Radio Mundo Real, una veintena de agricultores familiares, productores de hortalizas a 40 kilómetros de la capital, Montevideo, se vieron afectados con pérdidas totales de sus cultivos por la contaminación de su fuente de agua para riego, generando un fuerte impacto económico y social. El origen es un cultivo extensivo de maíz y la aplicación de un potente herbicida, presuntamente virtiéndose grandes volúmenes al curso de agua del cual se surten los horticultores familiares linderos.
El conocimiento de este caso sirvió como catalizador para la visualización de otras varias situaciones, cercanas territorialmente, también en Canelones, por lo cual en los próximos días están previstos encuentros autoconvocados por grupos de productores que se ven cercados por experiencias del agronegocio como la soja transgénica o el maíz con fuerte uso de plaguicidas y herbicidas, como en el caso de “La Armonía”.
Como es normal en estos casos, al agricultor responsable de envenenar el arroyo sigue en pleno anonimato y los vecinos lo referencian como “el Argentino”. Para el gobierno departamental, en tanto, el caso sintetiza un cúmulo de argumentos que nutrirán un debate sobre el uso del territorio del distrito donde se produce un 70 por ciento de los alimentos frutihortícolas, casi la totalidad de uva para vino y carne de ave que consumen los 3,3 millones de habitantes de todo el país.
De hecho es más fácil caracterizar al departamento por aquello que no produce: arroz. Todos los demás alimentos, cereales y proteínas forman parte de los rubros en que trabaja una tercera parte de la población rural de todo Uruguay.
A continuación ofrecemos algunos de los testimonios de los afectados y las autoridades que están trabajando en lo que aún aparece como el inicio de un doloroso aprendizaje colectivo que abre un amplio debate capaz de cambiar muchas cosas.
Es el pedido de Rodolfo Rodríguez, joven productor hortícola. “Estamos terminando el mes de enero y deberíamos estar en un máximo de producción, pero lamentablemente estamos en cero”, describe en diálogo con este portal. Sobre la presencia de las autoridades departamentales, encabezadas por el intendente Yamandú Orsi, Rodolfo manifestó su satisfacción y al igual que los demás afectados, cree que el caso de La Armonía debe conocerse.
El gobierno departamental inició varias acciones paralelas: desde la realización de análisis propios y simultáneos a los de otras agencias estatales, la facilitación de depósitos de agua potable, el asesoramiento legal y la posibilidad de una demanda colectiva, así como la liberación de fondos que permitan a las familias hacer frente a deudas más inmediatas.
Asimismo, la sociedad de Fomento Rural de Canelón Chico inició gestiones para lograr agilitar perforaciones para el afloramiento de agua subterránea, una vez que se hayan recuperado los suelos intoxicados.
Por su parte Luis Ulpiano Fresia vecino de muchos años en la zona cuenta la forma en que la llegada de empresas agrícolas extensivas ha deteriorado los recursos como el suelo, el agua y la biodiversidad.
Coloca como ejemplo la aparición constante de peces muertos en los varios cauces de la zona y destaca que la ocurrencia en simultáneo de la afectación de varios vecinos catalizó y objetivizó una situación que, en cuentagotas, venía afectando a una u otra familia.
“Ahora te cae la ficha”, graficó. “Hoy no hay más peces y encontrás los camalotes secos, eso para mí es clarísimo”, dice Luis en relación a la situación de los cursos acuíferos. Y relató su propia experiencia en cuanto al “choque” con el agronegocio: “cuando aplican en la soja cercana no puedo sino encerrarme en mi casa por el olor... no es compatible, hay que sacarlos de Canelones (a los agronegocios)”.
A la hora de apuntar desde el gobierno departamental el impacto de este caso, el doctor en ciencias sociales agrarias y Director de la Agencia de Desarrollo Rural de Canelones Matías Carámbula dijo a Radio Mundo Real que la responsabilidad para una gestión que impulsa el principio de Soberanía Alimentaria en lo territorial, se vuelve aún más trascendente.
“Este caso nos apela a estar a la altura desde la sensibilidad y desde lo institucional”, dijo Carámbula quien afirmó que no existen antecedentes de casos similares. “No podemos titubear en estos casos ni como militantes ni como representantes de un gobierno de izquierda”, explicó en la entrevista.
“Este caso nos da un montón de argumentos que nos consolida para seguir pensando que el modo de producción de Canelones es el familiar y nos plantean dudas sobre la posibilidad de una coexistencia con los agronegocios”, señaló.
En audio adjunto pueden escucharse los testimonios de Fresia, Rodríguez y las reflexiones de Carámbula.
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