Radio Mundo Real

Trescientos productores y productoras participan este viernes del 8° Encuentro Nacional de la Red de Semillas Nativas y Criollas de Uruguay, que se desarrolla en La Paloma, Rocha. Los participantes llegaron de todo el país; algunos vienen de muy lejos y tienen una larga tradición rural, otros son más nuevos en la tarea y tienen un perfil más citadino. La diversidad del encuentro parece ser similar a la que buscan en la tierra. Sobre todo esto charlamos con Claudia Burgueño, productora de Rocha.

Burgueño integra el grupo Padrón Productivo y el colectivo La Pitanga. Padrón Productivo nació con el apoyo de la Intendencia Departamental de Rocha a huertas familiares. Poco después de haber empezado a trabajar, se dieron cuenta de que necesitaban hacer compost para mejorar los suelos de la zona, y así fue que nació La Pitanga. A partir de un predio cedido por la intendencia, La Pitanga produce compost a partir de desechos orgánicos de la comunidad, además de lo que produce cada uno en su huerta. Comenzaron a tener contactos con la Red Nacional de Semillas Nativas y Criollas, y resolvieron integrarla.

Expectativas
¿Cuáles son las expectativas que tienen, como grupos locales, de la Fiesta de la Semilla Criolla?, preguntamos. Su respuesta refleja mucho el trabajo de la Red. “Este trabajo es un trabajo que es muy solidario, porque es muy ingrato también, es como remar contra la corriente. Los productores orgánicos tienen mucho trabajo para hacer y tienen una competencia que es bravísima, pasa que, por ejemplo un productor está cultivando tomates orgánicos y hay otro tipo de productores que pueden vender mucho más barato. Está buena esa cosa del estímulo, de apoyarnos, de estar juntos de crear redes en el sentido de cooperativas de consumo, cooperativas de venta”, detalló. Además de los posibles lazos de intercambios, destacó el valor de compartir las experiencias, “piques”, formas de cultivar y conservar semillas, “hasta soluciones sociales, comunitarias, de ver cómo encara otro pueblo otras cosas y compartir eso. Estamos muy abiertos a oír y aprender otras experiencias”.

La diversidad de perfiles de los productores es otra riqueza. “”Es la biodiversidad hecha hombres y mujeres, es maravilloso. En la apertura del encuentro, prendimos un fuego, hicimos una danza y al principio pensábamos: ‘Ay, viene gente que viene del campo, y capaz que son veteranos que no se van a querer enganchar con esta propuesta’. Pero fue maravilloso, eran 300 personas bailando. Entonces, para mí, en realidad, cuando lo que nos mueve es algo tan importante como querer alimentar a nuestros hijos saludablemente y tratar de pelear por cosas como no contaminar, en contra de los agrotóxicos, nos unen cosas mucho más importantes que las que nos separan. Lo demás es compartir músicas distintas, formas de comer, es muy armónico, se da un encuentro relindo de culturas”, valoró Burgueño.