Amnistía acusó al gobierno de facto de realizar detenciones masivas y propinar palizas a los manifestantes contrarios al régimen como forma de castigarlos por rechazar a la dictadura. Además, la integrante de AI Esther Major -investigadora de la organización defensora de los derechos humanos para América Central- afirmó que los militares y policías hondureños hacían uso de la represión como elemento “disuasorio” frente a quienes podrían sumarse a las protestas pacíficas.

"La Policía nos tiraba piedras, nos acorralaron, nos tiraron al piso bocabajo y nos golpearon. Robaron las cámaras y nos volvieron a golpear cuando subimos a los carros de Policía", indicó un estudiante, en uno de los testimonios que recogió Amnistía Internacional.

Además de los testimonios, AI adjuntó fotografías en las que se prueba el grado de represión sufrida por los manifestantes, en las que se pueden ver claramente las repetidas marcas de cachiporrazos todavía patentes en el cuerpo de las personas que reclamaban pacíficamente para que se reinstale la democracia.

Por otra parte, desde Lima, Zelaya indicó que volvería pronto a su país y se refirió a las declaraciones que efectuó Micheletti, cuando dijo recientemente que su vida estaba amenazada por los opositores al régimen.

"Los supuestos del señor Micheletti creo que circulan más bien en sus fantasmas que lo han llevado a cometer este error contra los hondureños", dijo Zelaya, que había viajado a Perú para reunirse con su homólogo en ese país, Alan García, en el marco de una gira en la que se ha entrevistado con varios mandatarios latinoamericanos para recabar sus apoyos.

"Los que están con los rifles, con la fuerza de las armas, son los golpistas que él encabeza", afirmó el presidente.

Foto: Amnistía Internacional