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28 de enero de 2013 | | |

“Las resistencias parten de la indignación ética”

Diálogo con Joel Suárez, del Centro Martin Luther King de Cuba y la Articulación de Movimientos Sociales hacia el ALBA.

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Disputa contra hegemónica, construcción de nuevos sentidos, la Cuba actual y su reinvención del socialismo

¿Cuál es el sentido de la Cumbre de los Pueblos?

Yo creo que hay en disputa en la región varios modelos de desarrollo. Y de lo que se trata, en definitiva, es en qué medida la voz de los movimientos sociales, de las organizaciones sociales, de la ciudadanía activa, comprometida, encuentra en estos espacios de las cumbres, en los espacios de la comunicación alternativa y ojalá en espacios más formales de los grandes medios, un contrapeso para la disputa de hegemonía sobre los sentidos del mundo al que vamos. Creo que hoy se trata de a dónde vamos. (...) Tenemos relidades tangibles que indican que la manera que nos hemos dado para organizar la reproducción de la vida es insostenible. (...) El modo de vivir del capitalismo como modelo civilizatorio, occidental, depredador de la naturaleza, que sacrifica a los trabajadores, a los seres humanos, racista, xenofóbico, patriarcal, no puede seguir siendo el modo en que se reproduza la vida de todos y todas en el planeta. Porque el capitalismo necesita continuamente la sangre de las víctimas y en este caso las víctimas son los seres humanos y la naturaleza. (...) Entonces hay aquí en juego muchas visiones sobre ese otro mundo posible.

Tú decías hace poco rato que es necesario que los espacios de cumbres de los pueblos no sean vistos como espacios contra las cumbres oficiales, sino que de alguna manera son paralelos y deberían nutrirse. ¿Algo así no?

Esta cumbre no es contra la cumbre presidencial. Esta cumbre es plural y diversa, frente y contra un modelo depredador excluyente, patriarcal, que rige en modo general en nuestra región, aun con los cambios que se han dado con gobiernos que, con maneras de clasificarlos diversas, pero que al menos se han preocupado por detener un poco el impacto de las políticas neoliberales y contribuir a la redistribución de la riqueza social.

Es cierto pero en la práctica estos encuentros terminan generando aperturas con algunos presidentes progresistas, con Bolivia, Venezuela, Ecuador, Cuba. ¿Pero qué pasa con el resto de los gobiernos, con los europeos? ¿Cuáles son las posibilidades reales de insertar algo de lo que de acá sale en esos otros espacios?

El problema es que no podemos seguir trabajando en la lógica que marcó mucho al movimiento social, a las organizaciones no gubernamentales, (...) de las grandes cumbres mundiales (...), donde se crearon espacios para ver cómo se incidía, como tú colocabas al menos ahí en la gramática del párrafono 6, del artículo 3 sobre financiamiento al desarrollo, tal palabra que indicara una victoria. Yo colocaría más nuestro esfuerzo no en la lógica ’de incidencia en’, sino en la lógica de cómo contribuir a fortalecer nuestra capacidad de participar en la disputa hegemónica sobre la visión del mundo. Eso es lo sustantivo. (...) Hay otro componente, esa disputa por la participación eficaz en el orden de las ideas, de la comunicación, de la imagen, con los sentidos de cómo queremos que se configure el mundo, tiene que tener una contribución en la lucha social, en la lucha en las calles, en la lucha de masas. (...) Es la agenda fundamental de la Articulación de Movimientos Sociales hacia el ALBA: cómo recuperar la lucha social, la lucha de confrontación, la lucha de resistencia en las calles de nuestros países.

Me gustaría una reflexión general de la Cuba de hoy.

En Cuba hoy se están produciendo profundas transformaciones. Un país en el que a partir del año 90 se juntan los errores y desaciertos de esa aventura inaudita que ha sido la revolución cubana, de esa dicha innombrable que nos ha tocado vivir en la isla, que ha estado llena de alegrías, de victorias, de felicidades, encabronamientos y emputamientos contra cosas mal hechas por nosotros, que se ha juntado con un bloqueo y una agresividad norteamericana que se mantiene y una crisis que a partir del año 90 se instaló en el país por nuestros vínculos comerciales con los países de Europa del Este. Todo eso se junta y ha indicado que tenemos que producir transformaciones (...) que pretenden, primero, dinamizar la economía cubana y tratar de resolver, desde un modelo de desarrollo sustentable (...), la materialidad de la felicidad de los cubanos. Y al mismo tiempo ir avanzando en un país mucho más participativo, democrático, y en un contexto también donde se va a producir una transición generacional en el liderazgo de la revolución. Y de pronto Cuba es un hervidero de ideas, de debates, experiencias, ejercicios de prueba y error. Cuba está por reinventarse te diría y en eso hay que meter la mano.

¿El recambio generacional de dirigentes del que hablabas tiene base?, ¿está preparado?

En Cuba no hay una industria de producir clase política. (...) En Cuba hay un pueblo que ha tenido niveles de organización, de instrucción, de formación política, valores de cooperación y sensibilidad, y nuestro sistema, que es nuestro sistema, puede ser una mierda, pero nos lo dimos nosotros, y nos corresponde a nosotros si es una mierda cambiarlo y tenemos que mejorarlo. (...) La tradición socialista, y sobre todo aquella como la nuestra que copió cosas acríticamente del modelo soviético, tiene insuficiencias en su modelo democrático. Pero insuficiencias para las necesidades de protagonismo popular que necesita un proyecto socialista como proyecto de socialización del poder, no insuficiencias democráticas con respecto a las democracias que me venden en América Latina. Hay que caminar, caminar, caminar. No hay una industria de producción de clase política. Son ciudadanos y ciudadanas que por su abnegación, su entrega al trabajo, sus capacidades, sus habilidades, llegarán a puestos de dirección. No vamos a tener otro Fidel Castro. (...) Nosotros tenemos que, tomando conciencia de que no vamos a tener un liderazgo de la estatura, tamaño y densidad carismática histórica de Fidel, ver cómo ese liderazgo se da de manera socializada, de maneras más colectivas. (...) El socialismo tiene que ser un proceso profundo de socialización del poder donde todos y todas de manera creciente, hasta los límites técnicos posibles, ejerzamos la democracia directa y participativa. Y por ahí estamos caminando. ¿Qué saldrá? No sé. Pero vamos a morir en la pelea de que lo que se pretende en Cuba, y lo que queremos para Cuba, es profundizar, embellecer el proyecto socialista cubano.

Foto: http://www.cmlk.org

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