"Al presidente lo elige el pueblo”, clama Zelaya, añadiendo que los hondureños jamás aceptarán a un gobernante que no haya salido de las urnas, como lo es el actual mandatario de facto, Roberto Micheletti.

Hasta el lugar en el que se encuentra han acudido cientos de personas, a pesar de que la zona está fuertemente militarizada, y de que los efectivos policiales y militares han creado un estado de sitio. Actualmente, más de mil personas afrontan una real emergencia humanitaria, dado que el Ejército y la Policía impiden a los manifestantes el recibir alimentos y agua, lo que ha obligado a muchos de ellos a beber de quebradas contaminadas y a comer cualquier cosa que esté a su alcance, poniendo en grave riesgo su salud.

A eso se suma que el gobierno de facto ha extendido el toque de queda, en un intento por desmovilizar a la población. Además, el toque de queda le brinda a las fuerzas golpistas una excusa para detener a quienes participan de las protestas pacíficas, a los que se acusa de violar esa medida ilegítima.

Precisamente bajo ese cargo fue arrestado varias horas durante el fin de semana el dirigente campesino Rafael Alegría, aunque en un comienzo el régimen golpista había negado que estuviera detenido. Pero varios periodistas de la prensa internacional pudieron fotografiarlo en una pequeña celda en la que había otros 45 manifestantes, desmintiendo una vez más las declaraciones de las autoridades de facto. Entre quienes estaban en la celda había mujeres y menores de edad, y cuando los periodistas intentaron acercarse a la celda al grito de “libertad” de los prisioneros, fueron golpeados por las fuerzas policiales, que incluso intentaron dañar la cámara de la periodista venezolana que había tomado la foto de Alegría.

Pero la violencia del régimen golpista no terminó allí; con señales de tortura y con más de 40 heridas de arma blanca, fue encontrado el sábado el cuerpo del joven Pedro Magdiel Muñoz, de 23 años de edad.

Muñoz fue descrito por César Ham, diputado del partido izquierdista Unificación Democrática, como “un héroe de la resistencia popular”, y decenas de personas honraron su memoria entonando el himno de Honduras el domingo en su funeral.

“Serán muchos Honduras tus muertos, pero todos caerán con honor”, coreaban las distintas voces en el entierro del joven. Allí acudieron dos policías armados vestidos de civil, que fueron descubiertos de inmediato por la multitud, que los recibió al grito de “¡Asesinos!”.

Fue la intervención de Alegría la que impidió que el hecho pasara a mayores, ya que se interpuso frente a la provocación de la policía de haberse hecho presente en el funeral de Muñoz.

“Ni siquiera nos dejan enterrar en paz a nuestros muertos”, dijo el dirigente campesino, según relata el diario mexicano La Jornada. Cansado, sudoroso, y protegiendo a los agentes infiltrados con su propio cuerpo -demostrando así una vez más que el movimiento de resistencia es totalmente pacífico- Alegría escoltó a los oficiales hasta un puesto cercano de policía, en donde fueron entregados.

Foto: EFE