Valdemar tenía 54 años, era casado y el 25 de agosto fue asesinado por pistoleros contratados por un terrateniente local, según la información que se ha conocido hasta el momento. Se trata de la sexta víctima mortal en un conflicto por tierra en Pará desde mayo de este año.

El dirigente campesino había denunciado hace algunos meses que había recibido amenazas de muerte por parte de Vicente Correa, propietario de la estancia California, localizada en una zona rural del municipio de Jacundá, donde Valdemar fue líder de una ocupación en 2010, que terminó siendo desalojada por la policía.

Ahora el crimen está siendo investigado por la Oficina de Conflictos Agrarios de Marabá, aunque todavía sin resultados. Según un artículo publicado por la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT) de Pará, la estancia California está ubicada a 15 kilómetros de Jacundá, y su dueño había contratado pistoleros en los últimos meses para impedir una ocupación del predio.

A pesar de estas claras evidencias, las posibilidades de que el asesinato se mantenga impune son altas. Por ejemplo, todavía no hay responsables por los crímenes de José Cláudio y Maria do Espírito Santo, registrados en mayo, también en Pará, a pesar de que existían evidencias suficientes para profundizar la investigación.

Y en el violento Pará, la ausencia de castigos para los autores intelectuales y materiales termina siendo una luz verde y el primer aviso del próximo homicidio. “Vivimos en una situación de preocupación, y tememos ser los próximos que van a morir”, declaró a Carta Capital el líder del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) de Pará, Charles Trocate, consultado por la muerte de Valdemar.

Según el dirigente sin tierra, en esta zona de Brasil, una de las más violentas del país, se está dando que una clase social asumió como propio el derecho de ejercer la violencia sobre otra a través de la “eliminación física”.

Foto: www.mst.org.br