Las semillas como patrimonio de los campesinos y campesinas al servicio de la humanidad son el centro del trabajo del MPA en esta región sur de Brasil, la cual ha sido invadida por cultivos transgénicos de maíz y soja entre otros.

Unas 55 familias campesinas operan como guardianes de las variedades criollas para que otras mil se encarguen de su multiplicación mediante prácticas agroecológicas, explicó Daniela a Radio Mundo Real durante la Fiesta Nacional de las Semillas Criollas celebrada en Anchieta.

A propósito de la Fiesta, la integrante del MPA señala que cada vez son más los productores que se acercan al movimiento en busca de poder acceder a semillas criollas o bien poder multiplicarlas, frente al creciente encarecimiento de las mismas en el mercado y los malos resultados que han arrojado para los campesinos familiares.

“Para algunos campesinos, también, el hecho de que sean variedades criollas representa otros significados, no solamente se trata de renta sino algo más profundo”, agrega. Eso es claro a la hora de recorrer algunos de los predios campesinos en las cercanías de la UBS. Radio Mundo Real acompañó a la delegación internacional que fuera recibida en dos predios campesinos, productores de semillas de maíz y frijol, donde se percibía una clara conciencia por parte de las familias de que sembrar sus semillas les confiere más libertad, más resistencia a la variabilidad climática y más orgullo y autoestima personales.

“La llegada de la UBS aquí a nuestra zona significó un cambio profundo, una salvación para nosotros”, señala un productor de unas 20 hectáreas donde se combinan ganadería con mucho maíz, frijol y fruticultura así como vides. Su esposa dialoga con los internacionales mientras no deja de atender la horneada de panes y la cocción de dulces para llevar a la Fiesta en Anchieta.

Su producción de alimentos frescos la comercializan en dos ferias semanales en la ciudad de San Miguel de Oeste (SC). Los granos van a la UBS como semilla y para consumo propio.

“Antes de que comenzara a trabajar la UBS cultivé soja aquí”, señala el campesino de pie en medio de un cultivo de frijol criollo. “No sabíamos lo que significaba eso, el cultivar transgénicos, ahora lo sabemos y somos multiplicadores de variedades criollas”.

El apego a su tierra es grande: nos muestra las araucarias que cultivara hace 50 años su padre siguiendo la tradición europea de asegurar la madera para la casa de la generación siguiente. También a él le tocó el momento de cultivar las araucarias para sus hijos y todo parece que las verá crecer y transformarse en techos de nuevas generaciones de campesinos en Santa Catarina.

Planificación y demanda

La región donde funciona desde hace tres años la UBS fue de monocultivo tabacalero, como lo es en la actualidad la zona cercana a Santa Cruz, en Rio Grande do Sul, donde el MPA cuenta con un centro de formación y producción desde el cual se promueve la diversificación productiva, alimentaria y agroenergética, enfrentándose así duramente a las transnacionales que mantienen sometidos a los tabacaleros.

Daniela trabaja como coordinadora del equipo técnico de la UBS, tanto a nivel de campo como dentro de la propia Unidad y señala que resulta difícil prevenir la contaminación genética y conservar las variedades criollas en pleno eje de cultivos transgénicos.

Para ello es necesaria una constante planificación para evitar que coincidan los períodos de polinización entre los maíces criollos y los transgénicos cultivados convencionalmente.