Zelaya dijo que participaría de las conversaciones que se desarrollarán en San José, pero afirmó que lo único no negociable era su regreso a Honduras como el presidente constitucional.

Le pidió a los hondureños que continuaran movilizados como hasta ahora, hasta que él regresara a ocupar su cargo de mandatario, y dijo que no estaría ni “un segundo menos” en la presidencia de lo que dictaba el mandato constitucional.

Desde el martes, al frente de las movilizaciones en Honduras estuvo su esposa, Xiomara Castro, que consideró que no era correcto seguir refugiada mientras el pueblo estaba en la calle reclamando por el restablecimiento democrático. Dijo además no tener miedo, a pesar de que la represión ya se ha cobrado la vida de varios de quienes se manifestaban pacíficamente por el regreso del presidente.

"El pueblo y tu familia están firmes", le dijo la primera dama a su esposo cuando terminaron las movilizaciones del martes.