Los desastrosos impactos de la expansión del agronegocio son discriminatorios, expulsando comunidades campesinas y pueblos originarios de sus tierras hacia los cinturones de pobreza de las ciudades, destruyendo la diversidad biológica y cultural, y promoviendo el lento genocidio del campesinado familiar para suplantarlo con la monocultura agro-industrial a gran escala para la exportación.

En nuestra región al hambre se suman las enfermedades en los cultivos, los animales y las propias personas, en su mayoría mujeres y niños que se ven afectados por el uso indiscriminado de agrotóxicos. Mientras millones se ven afectados por el hambre y la pobreza, prosperan las ganancias de las grandes empresas transnacionales del agronegocio.

Estos conceptos formaron parte de los debates en Asunción del Paraguay con motivo del primer Foro Regional contra los Agronegocios que se celebrara entre el 21 y 23 de agosto pasado.

El integrante del MST Roberto Baggio también analizó el fuerte control del agronegocio sobre fases no productivas del negocio, como la fase financiera e incluso la influencia en las agencias multilaterales de financiamiento y regulación comercial global.

Por último Baggio llamó la atención sobre la uniformización de los alimentos a nivel internacional como parte de la estrategia del gran capital de “patronización” de la producción y de los mercados consumidores.

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