En el año de 2008 más de dos millones de colombianos firmaron por un referendo que modificara la Constitución Nacional para que reconociera el Acceso al Agua Potable como un derecho fundamental.

Bajo la orientación del ex presidente Álvaro Uribe, el Congreso de la República distorsionó, desvirtuó y finalmente hundió la iniciativa, demostrando su talante antipopular y su vocación privatizadora.

Sin embargo las organizaciones sociales y políticas y los dirigentes populares que impulsaron esta iniciativa, no se han quedado quietas.

En la coordinación del Movimiento Nacional por la Defensa del Agua y de la Vida, confluyen diferentes propuestas, estudios e iniciativas que aportan a la lucha popular por el agua, por la defensa de los bienes de la naturaleza y contra las privatizaciones.

Radio Mundo Real conversó con Pablo Celis, líder de este movimiento en el suroccidente colombiano, quien ilustra el momento actual de la lucha por la defensa del agua en Colombia y analiza el momento político, en relación con este proceso.

La manguala

Contrario a lo que se ha dicho el nuevo gobierno de Colombia no genera confianza en los sectores de la lucha social, explica Celis.

“El gobierno de Santos está fundado sobre una manguala, sobre un pequeño sector en contra de las mayorías del país” asegura Celis al descartar cualquier posibilidad de acuerdo con el gobierno de Bogotá en el marco de la lucha por el agua para los sectores populares.

“Han querido hacer populismo con este tema del agua, pero uno va al fondo y lo que ve es que están de por medio los intereses del gran capital financiero y de las corporaciones que transan con este recurso tan importante”.

Quienes se oponen a la privatización del agua se encuentran en una etapa de reflexión a nivel de todo el país, de maduración política para saber el camino a seguir en un momento particularmente crítico de la historia colombiana, explica Celis en diálogo con Radio Mundo Real.

Asimismo, valora el período de transición con las primeras señales de Juan Manuel Santos, que incluyen “guiñadas” hacia organizaciones sociales y, por ende, siembra algunas confusiones de valoración aún en el campo social y popular.