El productor ecológico Hugo Bértola, integrante de la Asociación de Productores Orgánicos del Uruguay (APODU) y vinculado a la Red de Agroecología hizo un relato sobre el desarrollo de la lucha contra los transgénicos y por la agroecología en Uruguay. Bértola recordó que en 2004 se vivía en el país circunstancias previas a un cambio de administración, lo que generaba gran ilusión por las expectativas de un cambio favorable en su lucha que se venía desarrollando desde 2002 en contra de la introducción de los transgénicos, particularmente del evento de maíz transgénico MON 810. Entonces un conjunto de organizaciones hizo un trabajo de oposición que se manifestó en una audiencia pública previa a la aprobación del MON 810 y en la creación de la coordinadora nacional de lucha contra los transgénicos.

Bértola recordó que ni bien asumió el gobierno convocó a la creación de un comité para elaborar una Ley de Bioseguridad. A partir de las movilizaciones sociales anteriores, la promesa era la de definir el papel que en Uruguay iban a tener los transgénicos, si se iba a declarar como un país libre de transgénicos o no. Bértola contó que entonces se resolvió decretar una moratoria hasta tanto se diera el prometido debate, pero que esa discusión finalmente nunca se dio. Recapituló sobre diversos intentos de frenar el avance de los transgénicos que no prosperaron, lo que fue profundizando el conflicto social y ambiental.

No obstante, el productor orgánico consideró que fruto de esa acumulación de movilizaciones que parecía no haber dado resultados, en 2015 la Junta Departamental de Canelones decretó medidas cautelares para toda la cuenca de la Laguna del Cisne, que se utiliza para el suministro de agua potable. Se alegró de que exista el planteo para que las medidas cautelares adoptadas impliquen la reconversión de 5.300 hectáreas de esa cuenca a la agricultura ecológica pero también advirtió que ahora quienes fueron partícipes en esa lucha tienen un gran desafío porque en la cuenca hay terrenos con plantaciones de más de 300 o 400 hectáreas de soja transgénica.

Bértola destacó la importancia de mejorar la comunicación y señaló como un desafío el generar una articulación que sea efectiva para comunicar las virtudes de la agroecología. Porque considera que a nivel social hay un atraso importante al no vincular a la agricultura ecológica con los temas ambientales como la lucha contra el cambio climático o la crisis energética, temas que se manifiestan como cada vez más críticos. Y porque además considera que hay una desigualdad muy grande de fuerzas y que los movimientos sociales deben amortiguarla articulando todos los potenciales de los que disponen.