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22 de agosto de 2016 | Entrevistas | Arte y cultura | Género | Soberanía Alimentaria
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Vale la pena intentarlo. Esa fue la idea que dejó la exposición de dos mujeres de la Cooperativa Calmañana el 17 de agosto durante el Foro Soberanía Alimentaria en Uruguay, en el centro de educación rural Agustín Ferreiro, paraje Cruz de los Caminos, departamento de Canelones. Cuando ellas comenzaron a producir hierbas aromáticas de forma orgánica nunca soñaron que terminarían ganando el primer premio de un concurso de proyectos liderados por mujeres y que luego viajarían por el mundo a contar su experiencia.
Integran Calmañana tres grupos de mujeres rurales del nordeste de Canelones. La iniciativa surgió en 1987 cuando cerró el ingenio azucarero de Montes y la mayoría de núcleos familiares de las integrantes de la cooperativa eran productores de remolacha azucarera. En ese momento, la antropóloga Kirai de León presentó un proyecto a la Federación del Nordeste de Canelones, que lo pasó a su vez a las sociedades de fomento donde se reunían delegados de los distintos grupos de productores. Tres grupos votaron que querían el proyecto para sus mujeres. Luego, bajo coordinación de la antropóloga, comenzaron a funcionar como un grupo.
“Cuando nos iniciamos no sabíamos lo que era un grupo de mujeres, ya que participábamos sí en las comisiones de la escuela o del club de la zona, pero nunca en los cargos principales. Siempre trabajábamos más que nada ayudando y acompañando a los maridos”, contó a Radio Mundo Real Alicia Rodríguez, integrante de Calmañana y de la Red de Grupos de Mujeres Rurales de Uruguay. “Kirai de León había trabajado con grupos de mujeres rurales de Chile y de ahí ella conocía diferentes experiencias plantando hierbas aromáticas. Nosotras queríamos hacer algo relacionado con la tierra que es lo que nos gusta hacer”, rememoró Rodríguez.
Fue así que en 1996 este grupo de mujeres hizo un proyecto colectivo. “El propósito nuestro era tener un ingreso que fuera realmente de la mujer”, contó. Entonces se formaron como cooperativa para vender hierbas aromáticas cultivadas en forma orgánica. “Lo primero que hicimos fue un invernáculo y lo trabajamos en forma grupal”, describió Rodríguez. Ahora ellas se encargan de todo: plantan, secan, envasan y venden. Las hierbas se pueden encontrar en supermercados de todo el país bajo la marca Campo Claro.
“Nosotras queríamos hacer algo que fuera para la mujer, pero nunca creímos ni soñamos llegar a lo que llegamos. Después, las mujeres rurales siempre somos tímidas. Hoy en día vamos a donde sea, nos enfrentamos con quién sea y no tenemos vergüenza de ser mujeres rurales”, relató la cooperativista. Se presentaron en 2007 al Concurso de Emprendimientos Económicos Exitosos Liderados por Mujeres que organizaba la Red de Educación Popular entre Mujeres (REPEM) de América Latina y el Caribe y obtuvieron el primer premio. Viajaron por eso a Bolivia, Chile, Argentina, Brasil, Italia, España y Estados Unidos. “Me encantó conocer otras experiencias dentro y fuera del país, ya que hemos tenido la oportunidad de viajar, de conocer otros trabajos, por el intercambio con otras mujeres. El crecimiento personal nuestro ha sido muy importante”, reconoció con orgullo Rodríguez.
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