“Las actividades vinculadas a la producción, distribución y consumo de alimentos generan alrededor del 50 por ciento de las emisiones contaminantes”, explicó, por lo que “el sistema agroalimentario global es central a la hora de pensar una reducción de los gases de efecto invernadero”.

El representante de Amigos de la Tierra Internacional lamentó que los gobiernos de los países industrializados, principales responsables de la crisis del clima (nominados bajo el Anexo 1 de la Convención del Clima de la ONU), sigan apuntando a lo que llamó “falsas soluciones”, como la “agricultura climáticamente inteligente”, o el mecanismo de “Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de los Bosques en los países en desarrollo” (REDD).

Drago evaluó que esas medidas son “maquillajes del agronegocio, de la agricultura industrial a gran escala”, que generan impactos en los territorios, como los desplazamientos de pueblos y una consecuente afección sobre la producción familiar de alimentos, que disminuye.

Para nuestro entrevistado, la apuesta debe ser a “la agroecología, en el marco de la soberanía alimentaria”. Consideró que los gobiernos deben apoyar con diversas políticas públicas la producción a pequeña escala de alimentos. “No estamos solicitando apoyo para crear algo nuevo. Estamos diciendo: esos pequeños agricultores, campesinos, indígenas, familiares, son los que actualmente producen alrededor del 80 por ciento de los alimentos que se consumen a nivel global”, manifestó. Entonces, “tenemos los sujetos de cambio, no hay que crearlos, no hay que inventarlos, ellos ya tienen su forma de producción, ya saben lo que tienen que hacer, lo que necesitan es apoyo”.