El escritor uruguayo Eduardo Galeano, que falleciera el 13 de abril en la capital de su país, Montevideo, se hizo presente en la Conferencia a través de una carta, para no faltar a su costumbre de estar donde los más desposeídos lo necesitaban. En este espacio en que Radio Mundo Real homenajea al poeta, recuperamos sus palabras en esa instancia.

Fueron cientos de organizaciones y movimientos sociales de diversas partes del mundo que participaron de la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra, que dio vida al reconocido “Acuerdo de los Pueblos”, que sigue guiando el camino de la lucha por justicia climática. Unas 25 000 personas participaron de los cuatro días de actividades. En ese entonces las agrupaciones sociales buscaban dejar bien claras sus pautas luego de las fallidas negociaciones de la COP 15 de Cambio Climático de ONU en Copenague, Dinamarca, en diciembre de 2009.

El 20 de abril fue el día de la ceremonia oficial de apertura de la Conferencia. Varios miles de personas de todos los continentes se reunieron en el estadio de Tiquipaya, próximo a la ciudad de Cochabamba, para presenciar la inauguración del encuentro. Allí hicieron uso de la palabra, entre otros, cinco activistas representantes de movimientos sociales y de cada uno de los continentes, para luego dejar el cierre al presidente boliviano Evo Morales.

En ese marco, el entonces embajador uruguayo en Bolivia, Diego Zorrilla, leyó la carta enviada por Galeano a la Conferencia, que les invitamos a escuchar. “Lamentablemente no podré estar con ustedes. Se me atravesó un palo en la rueda que me impide viajar. Pero quiero acompañar de alguna manera esta reunión de ustedes, esta reunión de los míos, ya que no tengo más remedio que hacer lo poquito que puedo y no lo muchito que quiero”, empezaba diciendo la misiva.

“Quiero decirles que ojalá se pueda hacer todo lo posible, y lo imposible también, para que la Cumbre de la Madre Tierra sea la primera etapa hacia la expresión colectiva de los pueblos que no dirigen la política mundial pero la padecen”, expresaba casi enseguida, a manera de presagio de la importancia que tendría esa instancia de los pueblos en los años venideros.

Sobre el final de la carta una recordada frase de Galeano, que clamaba para que “los derechos humanos y los derechos de la naturaleza sean dos nombres de la misma dignidad”.