Radio Mundo Real

Las fuerzas de derecha brasileña decidieron finalmente tomar el atajo de desestabilización institucional intentando el derribo de la presidenta Dilma Roussef (Partido de los Trabajadores) en lo que el dirigente del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra de Brasil, Gilmar Mauro define como un intento por enrarecer el ambiente político y evitar los procesos por corrupción que pesan sobre el propio presidente de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha (foto).

Precisamente esta autoridad legislativa autorizó este miércoles el inicio del proceso de “impedimento” o destitución de la primera mandataria, lo que motivará la salida a la movilización por parte de los movimientos sociales populares de Brasil “en defensa de la democracia”.

Gilmar Mauro fue consultado algunas horas después de que se conociera la decisión de Cunha quien la tomó tres meses después de haber recibido la solicitud de parte de la oposición, y el mismo día en que el Partido de los Trabajadores (PT) anunció que votaría a favor de abrir un proceso en contra de él en el Congreso.

“Esto no significa una defensa burra del gobierno Dilma, que comete errores al aplicar su política de ajustes fiscales incluso para salir de la crisis. Tenemos muchas críticas, pero es un momento muy importante en Brasil para decidir una reforma política”, indicó el referente del MST.

Gilmar señaló que no considera que existan condiciones para la destitución de la presidenta, reelecta en 2014 para un período que culminará en 2018 y fustigó a las bancadas opositoras en el parlamento brasileño por estar financiadas por las corporaciones del agronegocio, las iglesias evangélicas u otras expresiones del capital. “Este Congreso no tiene moral ni ética para destituir a la presidenta Dilma”, expresó en la entrevista realizada por el equipo periodístico del periódico Brasil de Fato.

Brasil juega un papel político importante a escala regional y por ello, afirma el referente de los trabajadores Sin Tierra, hace que ante la crisis del sistema capitalista a escala internacional, se hagan sentir presiones para desplazar al actual grupo de poder del control del Estado.

Gilmar envió un mensaje a las organizaciones y movimientos sociales solidarios de América Latina y el mundo a “estar atentos a lo que suceda en Brasil” ante cualquier actitud golpista, aunque matizó diciendo que no debe transmitirse pánico o temores exagerados.