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23 de septiembre de 2015 | |

Uruguay muestra el camino al dejar las negociaciones del acuerdo secreto del TISA

La semana pasada se conoció la decisión del gobierno uruguayo de abandonar las negociaciones secretas del Tratado sobre Comercio de Servicios (TISA por su sigla en inglés). Decisión que significó una importante victoria en la lucha global contra estos pésimos acuerdos comerciales.

Por Viviana Barreto, REDES-Amigos de la Tierra Uruguay, y Sam Cossar-Gilbert, Amigos de la Tierra Internacional.

El TISA es un nuevo y radical acuerdo que tiene por objetivo ir más allá de las actuales reglas de comercio y forzar a los Estados a profundizar la apertura de sus mercados a empresas transnacionales, privatizar servicios públicos y disminuir las regulaciones. Estas medidas a menudo implican la pérdida de puestos de trabajo, la disminución de la protección ambiental y del acceso a la salud y educación.

La decisión de Uruguay constituye una lección sobre cómo detener un acuerdo hecho a la medida de los intereses del capital transnacional. Es tiempo que otros países acompañen esta decisión abandonando el TISA de una vez por todas.

Luego de una intensa campaña de movilización –que incluyó un paro general con el No al TISA como parte de la plataforma- liderada por la central sindical unitaria de Uruguay (PITCNT), REDES-AT y otros movimientos sociales, el Presidente uruguayo escuchó a la opinión pública y abandonó las negociaciones del acuerdo. La inmensa mayoría de los miembros que componen el órgano máximo de conducción de la fuerza política en el gobierno, Frente Amplio, consideró que el acuerdo socavaría la estrategia de desarrollo nacional y por lo tanto manifestó “la inconveniencia de seguir participando de las negociaciones del TISA”.

Las poco conocidas negociaciones del TISA involucran a 52 países, que juntos componen alrededor de dos tercios de la economía global: los Estados Unidos, la Unión Europea y 23 países más, incluyendo Turquía, México, Australia, Pakistán, Taiwán y Chile. El acuerdo involucra el sector servicios, que para la Unión Europea representa aproximadamente el 75% del total de la actividad económica.

Los textos en negociación procuran desmantelar la “regulación doméstica” de los servicios y atienden con especial interés a algunos sectores en los cuáles se busca profundizar la libre explotación de las empresas a costa del interés público: finanzas, telecomunicaciones, navegación de la red y comercio electrónico, compras estatales, transporte, servicios energéticos, servicios postales y los renombrados “servicios ambientales”. Por ejemplo, esto significa prohibir a los Estados adoptar leyes de privacidad que limiten los flujos transfronterizos de datos de información sensible o que requieran una fuerte protección de datos.

A pesar de los profundos efectos en todos los sectores de la economía, el TISA está siendo negociado en absoluto secreto. Los ciudadanos no conocerán los detalles completos del texto negociado hasta después de 5 años de entrada en vigor del acuerdo. Es paradójico que en democracia nuestros gobiernos electos no nos comuniquen las leyes que están creando. La única información disponible sobre el acuerdo ha sido filtrada por Wikileaks.

Las negociaciones TISA fueron impulsadas por Estados Unidos y las grandes corporaciones que promueven el acuerdo como un camino para “impulsar el crecimiento y la productividad”. Sin embargo, tal como señala Jane Kelsey, profesora de la Universidad de Auckland, el avance en la mercantilización de actividades propias de la vida en sociedad (tales como la educación, el cuidado de la salud, el esparcimiento, el transporte, dentro de una extensa lista), la presión por la privatización de los servicios públicos y el desmantelamiento de las capacidades regulatorias de los Estados, son los grandes objetivos de las negociaciones.

Las negociaciones TISA aparecen como un instrumento que, junto con iniciativas como el TPP (Acuerdo de Asociación Transpacífico) y el TTIP (Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversión entre Estados Unidos y la Unión Europea) pretenden avanzar en allanar aún más el camino para la libre operación de las transnacionales del Norte desarrollado en el escenario global y contrapesar el creciente peso económico y geoestratégico de los Estados asociados en la órbita del bloque de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).

Aún así, estos caballos de troya que constituyen los acuerdos comerciales no son inevitables.

Al abandonar las negociaciones TISA, Uruguay estableció un mojón en la derrota de estos acuerdos promovidos por el poder corporativo. Una fuerte coalición de sindicatos y organizaciones sociales, trabajando juntos en una efectiva campaña pública fueron capaces de ganarle a los intereses de las gigantes transnacionales.

La disponibilidad de información y la comunicación clara fueron claves en esta campaña. Los tempranos análisis de reconocidos expertos internacionales incluyendo los de la Internacional de Servicios Públicos, junto con la disponibilidad de los textos de negociación filtrados por Wikileaks, fueron elementos centrales para el desarrollo de la campaña y permitieron quebrar el alto nivel de secretismo que rodea a las negociaciones. Así es que cuando Uruguay ingresa a las negociaciones en Febrero de este ano, los movimientos sociales pudieron lanzar una campaña de alerta pública que permitió que emergiera el debate público en la prensa.

La campaña para detener el TISA fue exitosa en el lobby que impulsó que también comprometió al gobierno en el tema. Expuso los efectos negativos que la participación de Uruguay en el acuerdo comercial tendría en políticas centrales del gobierno como la salud o la educación, así como también en el rol del Estado en subsanar las inequidades. Por ejemplo, la intención del TISA de transformar la salud en un bien transable podría “incrementar el costo de la salud en países en desarrollo y disminuir la calidad de los servicios de salud en países desarrollados” de acuerdo a Odile Frank de la Internacional de Servicios Públicos.

La construcción de una fuerte coalición de movimientos y organizaciones en contra del TISA habilitó una oposición popular al acuerdo que creció rápidamente en diversos sectores de la sociedad, desde doctores a choferes. La central sindical unitaria (PITCNT) jugó un papel central en la organización de la movilización masiva. Miles de personas marchando en las calles y un paro general contra el TISA incrementaron la presión al gobierno y lo impulsó a salir del acuerdo.

Haber detenido el TISA en la marcha es una enorme victoria del pueblo uruguayo y su lucha por un futuro más justo y sustentable. Es tiempo que todos los demás países involucrados en las negociaciones sigan el mismo camino y terminen con este pésimo acuerdo comercial.

Publicado el jueves 17 de septiembre de 2015 en Common Dreams
http://www.commondreams.org/views/2015/09/17/uruguay-shows-way-leaving-secret-trade-deal

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