Radio Mundo Real

Cerca del 80 por ciento de las explotaciones agropecuarias en Uruguay corresponden a la producción familiar, entendida esta de acuerdo a la definición vigente en ese país, por aquella que no explota más de 500 hectáreas y además utiliza la fuerza de trabajo familiar, residiendo en el predio.

No obstante, estas familias rurales ocupan un porcentaje del territorio que apenas ronda el 20 por ciento de la superficie, por lo cual el reclamo de tierras accesibles enfrenta a estos productores directamente con el latifundio ganadero, agrícola, o del arroz extensivo y las plantaciones de árboles con destino a celulosa exportable.

La organización que agrupa a los productores familiares uruguayos, la Comisión Nacional de Fomento Rural (CNFR), que este año cumple un siglo de existencia, ha transitado su historia en torno a la problemática de acceso, tenencia y uso de la tierra.

Los cien años de la CNFR coinciden con los 200 del “Reglamento Provisorio”, un documento fundacional del Uruguay en los albores de 1815 y que estableció nítidamente el carácter agrario y radical de la revolución independentista que tuvo como figura central en la cuenca del Río de la Plata al oriental José Gervasio Artigas.

Fue así que días atrás se organizó una mesa de debate en torno a los dos siglos de lo que se considera la primera reforma agraria radical del período anticolonial, donde el titular de la CNFR, Mario Buzzalino indicó la centralidad del acceso a la tierra para la viabilidad de la producción familiar y campesina en Uruguay y por ende para la soberanía alimentaria.

En el audio adjunto puede escucharse el testimonio del dirigente de CNFR Mario Buzzalino, en la mesa celebrada el pasado 15 de junio.