Radio Mundo Real

La condena al golpe militar que tuvo lugar en Honduras fue unánime a nivel de la comunidad internacional. Desde el domingo, día en que estaba previsto que se celebrara una consulta popular, y que en cambio fue la jornada en la que cientos de efectivos del Ejército secuestraron y deportaron al presidente de ese país, Manuel Zelaya -lo que dio inicio al gobierno de facto que conduce el presidente del cuerpo legislativo, Roberto Micheletti- las más importantes instancias supranacionales han coincidido en repudiar el golpe, y catalogar de ilegítimo al nuevo gobierno.

Tanto la Organización de Estados Americanos (OEA), como el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), la Alternativa Bolivariana para América Latina y El Caribe (ALBA), el Grupo de Río y la Asamblea General de las Naciones Unidas, exigieron a los golpistas que cesaran con su intento de establecer un gobierno por la fuerza, y reconocieron a Zelaya como el único presidente de Honduras.

Las decisiones que tomaron los organismos internacionales incluyeron tanto declaraciones como medidas de presión al régimen, tales como la interrupción del comercio por vía terrestre durante 48 horas adoptada por los países del SICA, o la suspensión de las relaciones diplomáticas con Honduras que adoptaron los Estados del ALBA, hasta tanto no se restablezca el gobierno democrático.

Hoy temprano, Zelaya se hizo presente en Nueva York, para solicitar a la Asamblea de Naciones Unidas que le de apoyo para volver a Honduras a recuperar su cargo. El mandatario depuesto ya anunció que planea volver a su país el próximo jueves, a pesar de las amenazas de los golpistas, que han afirmado que lo apresarán si regresa a Honduras.

Zelaya, que cuenta con el respaldo de todos los líderes latinoamericanos, será acompañado a Honduras por una delegación internacional, que contará con la presencia del presidente de la Asamblea General de la ONU, Miguel D’Escoto, y del secretario general de la OEA, José Miguel Insulza.

Mientras, las calles de la capital de Honduras, Tegucigalpa, siguen siendo el escenario de las protestas pacíficas de miles de hondureños, que reclaman el regreso del gobierno democrático.

Los últimos informes indican que las fuerzas militares han intentado romper por medio de la violencia las improvisadas barricadas realizadas por los ciudadanos en los alrededores de la Casa Presidencial, utilizando gases lacrimógenos, y disparando sobre la población civil.

“Los soldados nos reprimieron con armas y bombas lagrimógenas por lo cual hay varios heridos del movimiento popular. Este desalojo ha dispersado a los manifestantes. La represión salvaje de las Fuerzas Armadas de Honduras hacia nosotros los manifestantes [ha dejado] un saldo de 75 heridos, 3 muertos y 30 ordenes de captura”, decía un comunicado emitido en la jornada de ayer por las agrupaciones campesinas de Honduras.

“La situación para los dirigentes populares esta bastante difícil ya que este gobierno golpista es represivo e inclemente con los que no aceptamos dicho gobierno”, agregaba el comunicado.

En la misma misiva se explicaba la represión de la actividad de los medios de comunicación; el gobierno de facto ha intervenido y bloqueado las señales de radio y televisión que eran críticas del golpe, y ha obligado a los prestadores de cable a quitar la señal de las cadenas de noticias internacionales.

El acceso a internet también es difícil, debido a los cortes intermitentes en el suministro eléctrico. Además de la censura de los medios críticos, dos canales privados se encuentran militarizados en este momento, y sus directivos están prófugos por miedo a ser detenidos por el régimen.