Desde la localidad de Oncativo, en la provincia de Córdoba, Tomasoni se reconoce unido a sus compañeros por "la afección a la salud" que implican las fumigaciones. Además, advierte que el "flagelo" está relacionado con una forma de producción que ha invadido a toda la pampa agrícola.

"Esta realidad se traslada a todos los pueblos de la zona sur de la provincia de Córdoba, Entre Ríos, Santa Fé y Buenos Aires", dice Tomasoni. Según sostiene, los millones de litros de agroquímicos que se aplican en cada cosecha hacen que el problema tenga una envergadura imposible de medir.

En la conversación, de poco más de un cuarto de hora, Tomasoni explica que una "vasta" bibliografía demuestra la relación de una serie de enfermedades respiratorias, cánceres y malformaciones con la utilización de plaguicidas.

Por otra parte, el activista manifiesta que en las áreas técnicas y científicas de las universidades la relación ambiental con estas enfermedades todavía no está reconocida y cuestiona la falta de apoyo encontrada en las instituciones del Estado.

"Estas estructuras son muy grandes, muy difíciles de mover. El Senasa (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria) termina autorizando productos con las investigaciones de las propias empresas", acusa Tomasoni.

"Las alternativas que empiezan a quedarnos ―agrega―, además de tratar de alejar las fumigaciones de nuestras viviendas, son empezar a consumir orgánico, a producir nuestras propias huertas".

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Foto: Paren de Fumigar