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6 de diciembre de 2011 | Videos | Anti-neoliberalismo | Derechos humanos | Industrias extractivas | Justicia climática y energía | COP 17
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Gigantescas corporaciones transnacionales petroleras como la anglo holandesa Shell y la británica BP (unidas en el consorcio SAPREF), y otras como la malaya Engen, están causando estragos al sur de la ciudad sudafricana de Durban, en el centro industrial local, con tanto descaro como impunidad. Las denuncias llegaron ya hasta La Haya, Holanda, sede del gobierno de ese país.
En una zona que bien podría ser de ensueño, con sierras de laderas lavadas por las aguas del Índico, playas espectaculares y un paisaje natural que deslumbra, la industria petrolera deja su marca y complica diariamente la vida de las comunidades locales. También fábricas de otros sectores, como el papelero, terminan de elaborar un cóctel contaminante más que preocupante.
En un punto geográfico lo suficientemente alto como para apreciar a un lado sierras, playas y océano, y al otro interminables infraestructuras destinadas al proceso petrolero, el dirigente social Bongani Mthembu indicó a Radio Mundo Real que estábamos en el “View Point”, desde donde se puede ver “la bella y la bestia”.
Mthembu es parte de la South Durban Community Environmental Alliance, organización no gubernamental nacida en 1995 para trabajar por justicia ambiental y en defensa de los derechos humanos de las comunidades de la zona. El activista fue el guía de un “Toxic Tour” por el sur de Durban del que Radio Mundo Real participó y que no careció del elemento intimidatorio que a las grandes compañías muchas veces les gusta utilizar: persecuciones, filmaciones y fotografías a quienes viajamos en la camioneta, originarios de diversas partes del mundo.
La población del sur de Durban, mayoritariamente trabajadores de pocos recursos económicos, ha ganado confianza al trabajo de la South Durban Community Environmental Alliance y la tienen como una referencia inmediata cuando la contaminación industrial les golpea la puerta por encima de la normal polución diaria.
Es que la organización sudafricana se destaca por sus capturas de aire en zonas contaminadas, para posteriores estudios científicos que indican los gases existentes y sus niveles. Su trabajo de muestreo de aire no descansa a pesar de los continuos desconocimientos de parte de las empresas y el gobierno. Mientras, la sociedad civil denuncia altos índices de enfermedades como el asma, la leucemia y el cáncer en general.
La South Durban Community Environmental Alliance recoge sus pruebas de calidad de aire y espera que los resultados de los estudios científicos sean comparados con los gubernamentales. No obstante, las autoridades no dan respuestas que satisfagan a las comunidades de la zona y las empresas se culpabilizan mutuamente.
Un responsable claro
El 10 de octubre de este año una explosión en un tanque de combustible de la empresa Engen afectó el área. El humo negro que invadió la zona tiñó de negro la vestimenta de profesores y alumnos de la Settlers Primary High School, cercana a la planta de la compañía malaya. ¿El resultado? Niños y educadores hospitalizados.
Desde la empresa, que en 2007 vio explotar también un tanque de combustible en el mismo sitio, no llegó ni siquiera un correo electrónico pidiendo disculpas por el episodio. La comunidad de la zona hizo una protesta. Las empresas “quieren producción al 100 o 200 por ciento, ponen las ganancias por encima de la gente y eso para nosotros es inaceptable”, dijo a Radio Mundo Real el responsable del área ambiental de Settlers Primary High School, Laurence Vartharajulu.
En una charla mantenida en el centro de estudios como parte del “Toxic Tour”, Vartharajulu, que trabaja como voluntario, dijo que compañías como Engen y SAPREF han “violado el derecho de nuestros niños a respirar aire limpio y puro” y que “deben ser reportadas” a la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas.
Agregó que esas compañías hacen algunas pequeñas inversiones en el local de estudios, como parte de sus trabajos de “responsabilidad social”, lo que consideró como una obligación por la contaminación a la que han sometido a la población local.
Vartharajulu también destacó la incidencia de cáncer en la comunidad y comentó que le resultan muy claros los vínculos entre la operativa industrial de la zona y las enfermedades de la gente. Aseguró que los profesores se empiezan a enfermar al poco tiempo de estar trabajando allí.
La culpa es tuya
En noviembre del año pasado Mthembu llegó a La Haya, a reunirse con representantes del gobierno holandés para hablar del trabajo de Shell, famosa por sus destrozos también en Nigeria, en la zona del Delta del Níger. “Deberían controlar a sus industrias en los países en desarrollo”, dijo el activista a Radio Mundo Real en referencia a los gobernantes holandeses, antes de contar algunas de las respuestas que recibió de ellos. “Dijeron ’entendemos tu posición, tu representas a la sociedad civil, pero la mayoría de las veces tu gobierno nos cuenta una historia diferente y nos invita a invertir más en tu país y no nos hace cumplir legislaciones’”, señaló Mthembu, confiado en que le fueron sinceros. “Nosotros no podemos ir con nuestra propia legislación e implementarla en tu país”, agregaron los jerarcas en la charla con el dirigente, según nos contó.
Sin embargo, esas respuestas estuvieron lejos de satisfacer al representante del South Durban Community Environmental Alliance, que rechazó ante nuestro micrófono la irresponsabilidad de un gobierno que no controla el trabajo de las empresas nacionales en otro país. Sobre el final de la entrevista Mthembu se lamentó por la “arrogancia” de compañías que hasta el día de hoy afirman que son “buenos vecinos”.
Vea abajo video en inglés con entrevistas a Mthembu y Vartharajulu.
Imagen: Radio Mundo Real
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