5 de mayo de 2011 | Noticias | Anti-neoliberalismo
Un collar de delitos
Veracel ahora condenada por fraude en Brasil
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Un juez del municipio brasileño de Eunápolis, en el Estado de Bahía, condenó a la empresa forestal y celulósica Veracel por “fraude”, luego que la compañía se instalara en tierras que no le correspondían de acuerdo al contrato de compraventa que había firmado.
La acción había sido presentada por la compañía Suprema Emprendimientos Rurales y Participaciones. El magistrado Afrânio de Andrade Filho consideró el 18 de abril que Veracel actuó de “mala fe” cuando se instaló de forma clandestina en dos propiedades rurales que no hacían parte de su contrato de compraventa. La empresa inclusive plantó eucaliptos en los predios, sin licencia ambiental.
La decisión judicial dictaminó que los dos terrenos y las plantaciones de árboles sean devueltos a Suprema Emprendimientos Rurales y Participaciones.
Veracel es una empresa que pertenece a la sueco finlandesa Stora Enso, también forestal y celulósica, y a la brasileña Fibria, del mismo rubro y considerada como la mayor productora mundial de celulosa blanqueada de eucalipto. Veracel tiene unas 212 000 hectáreas de tierra en el sur de Bahía, de las cuales unas 91 000 están plantadas con eucaliptos. Posee, también, una planta de celulosa en Eunápolis.
El Ministerio Público del Estado de Bahía está acusando a Veracel de lavado de dinero, evasión fiscal y corrupción. La compañía ya ha sido acusada de deforestación ilegal y uso inadecuado de plaguicidas. Además, grandes extensiones de monocultivos de eucalipto de la empresa han sido plantadas sin licencia ambiental.
Pero las acusaciones contra Veracel están lejos de terminar ahí. La empresa propiedad de Stora Enso y Fibria también es señalada por violaciones a los derechos de sus trabajadores. En los últimos años un tribunal laboral de Eunápolis contó más de 850 demandas en contra de la compañía y sus subcontratistas.
Una de sus matrices, Stora Enso, tampoco ayuda mucho. El 20 de abril organizaciones ambientalistas y de productores de varios países acusaron a la compañía sueco finlandesa de crímenes ambientales y de corrupción en América Latina. Ese día la empresa realizaba su asamblea anual de accionistas en Helsinski, capital de Finlandia, para anunciar sus ganancias de 817,4 millones de euros durante 2010.
Las organizaciones, de Europa y América Latina, aprovecharon la oportunidad para advertir mediante un comunicado de prensa que las ganancias de Stora Enso están ligadas a violaciones de leyes ambientales, laborales y penales en Brasil y Uruguay.
Las organizaciones firmantes fueron: Amigos de la Tierra (federación ambientalista internacional con presencia en cerca de 80 países), especialmente sus grupos de Finlandia, Suecia, Brasil y Uruguay, el Centro de Estudios e Investigaciones para el Desarrollo del Extremo Sur de Bahía (Brasil), el Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra de ese país (MST), Amigos de los Sin Tierra de Finlandia y el Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales.
En Brasil, Stora Enso es señalada no sólo por el accionar delictivo de Veracel, sino también por su compra de tierras de forma ilegal en el Estado de Rio Grande do Sul, en la faja de frontera con Uruguay. Stora Enso ha usado una empresa fachada, Azenglever Agropecuaria, para hacer esas adquisiciones.
Por su parte, en Uruguay Stora Enso es una de las propietarias (junto a la compañía chilena Arauco) de Montes del Plata, empresa que está instalando una planta de celulosa en la localidad de Conchillas, departamento de Colonia. Montes del Plata es la mayor propietaria de tierras del país, con alrededor de 250 000 hectáreas. Cerca de 140 000 están forestadas con monocultivos de pinos y eucaliptos, según sus propios números. Varias organizaciones ambientalistas uruguayas señalan a Stora Enso como factor clave del proceso de concentración y extranjerización de la tierra que vive el país, junto a otras empresas dedicadas a los agronegocios.
