24 de febrero de 2010 | Noticias | Honduras libre | Derechos humanos
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Nada cambió para los militantes sociales de Honduras con la llegada al gobierno de Porfirio Lobo. Las persecuciones, las amenazas y los asesinatos siguen siendo moneda corriente en el golpeado país centroamericano. El Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP) denunció ayer en conferencia de prensa en Tegucigalpa, capital del país, el asesinato de Vanessa Zepeda y Julio Funes, integrantes de esa organización, y la emigración forzada de otros militantes.
La organización, pilar en la resistencia al golpe de Estado del 28 de junio del año pasado, condena la continuidad de las políticas represivas con la administración de Lobo, que insiste en presentarse ante la comunidad internacional como un presidente legitimado en las urnas por la ciudadanía.
Asaltos nocturnos, persecuciones y torturas son algunas de las arbitrariedades enumeradas por el FNRP, que responsabiliza por esta situación a la “oligarquía hondureña”, expresada en el régimen de Lobo.
Por su parte, el Comité para la Defensa de los Derechos Humanos en Honduras (CODEH) continúa denunciando la reactivación de los escuadrones de la muerte que operaron en el país en la década de los ochenta.
Presentaron, por ejemplo, los testimonios de dos camarógrafos, Manuel de Jesús Murillo y Ricardo Antonio Rodríguez, que la primera semana de febrero fueron secuestrados, torturados y amenazados por paramilitares en Tegucigalpa.
La historia estremece y recuerda demasiado a los peores años de la historia de América Latina. “Estando en la gasolinera se acercaron dos elementos, pistola en mano me decían que me metiera al carro, un Toyota Pick Up 3.0, color café (…) me introducen al vehículo, me esposaron y colocaron mi cabeza en la rodilla, me taparon la cara con una sudadera y arrancó el carro. Dentro había 4 sujetos armados”, relató una de las víctimas, según el CODEH.
Más adelante continúa: “me empezaron a interrogar y me preguntaron donde estaban las armas, el arsenal y los dólares, golpearon mi cabeza, me vendaron los ojos (…) me preguntaron por varias personas que por primera vez en mi vida escuchaba sus nombres. Me preguntaron por un RPG - 7 que habían encontrado a lo que les contesté que la Resistencia no tenía armas, a todo esto me rozaban la parte trasera del cuello y las manos con un machete”.
Luego le pidieron que entregara videos de la Resistencia, como una condición para no asesinar a su madre y sus dos hijas. El camarógrafo aceptó mientras lo seguían torturando, puede leerse en el testimonio presentado por el CODEH.
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