Entre la desazón y la esperanza, trabajadores rurales de todo el país llegaron hasta el Congreso de la República y enviaron un mensaje claro para las autoridades gubernamentales: la base de sustento social de Lugo dependerá de que los sectores históricamente postergados dejen de estar en esa situación.

“El cambio no llegó, todo continúa igual que antes del 20 de abril”, sentenció ayer Teodolina Villalba, de la Federación Nacional Campesina (FNC) en referencia a la fecha en la que el religioso paraguayo obtuvo el triunfo en las urnas, a pesar de que asumió la presidencia en agosto del año pasado.

Desde el oficialismo se admite que las protestas de las organizaciones son lógicas, pero también se pide calma. El Ministro del Interior, Rafael Filizzola, calificó de “justos” los reclamos campesinos y apuntó que la intención del Ejecutivo es llevar a cabo una reforma agraria desde la Constitución actual, sin modificar la ley.

Filizzola señaló que su gobierno es “sensible y consecuente” con las necesidades del campo y aseguró que va a hacer “todo lo posible” para responderle a los reclamos del sector campesino.

Los grupos convocantes estimaron que unas 15 mil personas llegaron hasta Asunción para participar en la marcha. Subsidios para las zonas afectadas por la sequía, entrega de semillas para la próxima siembra y leyes que impulsen el crédito productivo, fueron algunos de los puntos incluidos en la plataforma.

Esta marcha es convocada todos los años, desde 1994, por la FNC, que nuclea a unas 270 mil familias de asalariados y pequeños productores, según han manifestado.

Este año la federación hizo pública una investigación que revela que el 80 por ciento de las tierras explotables del país está en manos del 1 por ciento de los propietarios y que 74 por ciento de las tierras entregadas hasta el año 2000 quedaron en manos de personas que no eran sujetos de la reforma agraria.

Los campesinos responsabilizan por estas situaciones al Partido Colorado, que gobernó el país durante 61 años y convirtió al clientelismo en moneda corriente e institucionalizada.

Sin embargo, la posición de los campesinos no está centrada exclusivamente en las prácticas de corrupción que caracterizaron a las anteriores administraciones y apunta sus dardos también a la administración de Lugo.

“El discurso de cambio preponderó durante la contienda electoral e inundó de esperanzas el imaginario futuro de Paraguay, pero lentamente estas ilusiones parecen esfumarse y alejarse hacia el horizonte”, señala la FNC en una declaración pública.