La voz más crítica provino del Partido Comunista, integrante del Frente Amplio. El senador Eduardo Lorier habló de la poca mano de obra que se genera en la industria de la celulosa, los pocos recursos económicos que deja al país y los impactos negativos de la forestación para abastecer de materia prima.

Las afirmaciones de los legisladores uruguayos salen a la luz luego que el martes Montes del Plata (consorcio integrado en partes iguales por la empresa chilena Arauco y la sueco - finlandesa Stora Enso) confirmara oficialmente que invertirá 1900 millones de dólares para la instalación de una fábrica de celulosa en la localidad de Conchillas, departamento de Colonia. La planta produciría 1,3 millones de toneladas anuales de pasta de celulosa a partir de 2013. La compañía también construirá un puerto y una unidad generadora de energía a partir de biomasa.

Citado por el periódico uruguayo La Diaria, el senador Lorier dijo que las plantas de celulosa generan “muy poca mano de obra ocupada” una vez en funcionamiento y que la exportación de celulosa “genera muy pocos recursos para el país” porque las empresas operan en régimen de zona franca. Así lo hace la finlandesa UPM-Kymmene en su planta de Fray Bentos, Río Negro, y lo hará Montes del Plata en Conchillas.

Lorier recordó además que la forestación, así como la actual sojización en el país, genera la “reprimarización de la producción uruguaya exportable, es decir, exportamos cada vez más materias primas, y, a su vez, la extranjerización creciente, que se une con la concentración de la propiedad”.

Para hablar más sobre estos temas Radio Mundo Real consultó a Elizabeth Díaz, del ambientalista Grupo Guayubira de Uruguay. Díaz reconoció que esperaban esta noticia, entre otras cosas porque antes de que se hiciera la Evaluación de Impacto Ambiental del nuevo proyecto ya se aseguraba que la planta se iba a instalar. Esa evaluación generó “mucha desconfianza”, dijo.

Para la ambientalista es necesario analizar el “modelo global”, integrar una mirada crítica sobre la forestación al análisis de la instalación de una nueva planta de celulosa. “Estamos hablando de una fábrica y de una cantidad de hectáreas de tierra destinadas a las plantaciones, en vez de destinarlas a la producción de alimentos u otros tipos de producciones tradicionales”, manifestó.

La integrante del Grupo Guayubira habló de la escasa mano de obra generada por la industria de la celulosa y de los impactos de la forestación, especialmente el desplazamiento de la población rural y sus producciones, y la concentración y extranjerización de la tierra. “Montes del Plata tiene en su poder 250 000 hectáreas de tierra. Eso equivale a cinco veces la superficie del departamento de Montevideo. Es un disparate para Uruguay y creo que para cualquier país del mundo”.

Díaz hizo también referencia al funcionamiento de las empresas celulósicas en régimen de zona franca. Esto “implica que esa empresa no paga ningún impuesto al Estado”, dijo. “Entonces seguimos con los incentivos (estatales) y lo que hacemos es tomar la madera del campo y exportarla a la zona franca sin ningún valor agregado”, se lamentó la ambientalista.

Para Díaz es “gratificante” que cierta parte del poder político nacional incorpore estas miradas sobre el actual modelo forestal y celulósico, al tiempo que dijo que es “angustiante” que no se pare ese modelo para evaluar nuevamente “qué país queremos”. Agregó que estos temas se han visto como campo privado de los ambientalistas, pero resaltó: “lejos está de ser un tema específico de ecología o ambientalismo, es un tema que incluye a la economía del país, a la sociedad, la producción y el ordenamiento territorial”.

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