Este primer aniversario encuentra al país sudamericano en plena movilización para detener un nuevo impulso golpista que busca frustrar el proceso iniciado en 1999. Y a la comunidad internacional echando en falta al líder indiscutido de un período de cambios estructurales en América Latina y el sur del planeta en su conjunto.

De ahí que la memoria del inspirador de los principales movimientos integracionistas latinoamericanos de este siglo: CELAC, UNASUR, ALBA, resulte particularmente vigente y presente.

Las voces de los vecinos de las principales ciudades afectadas por la campaña desestabilizadora iniciada el pasado 12 de febrero, pero que reproduce una matriz desestabilizadora ya aplicada en abril del año 2002, reflejan la presencia del ex presidente como inspirador de un proceso de cambios que tiene enemigos internos y también externos.

Dieciocho fallecidos, centenares de lesionados, infraestructuras públicas destruidas y formaciones paramilitares antigubernamentales desarticuladas son parte del saldo de este nuevo episodio, del cual el gobierno de Nicolás Maduro salió victorioso, aunque seguramente con enseñanzas y habiéndole destinado casi la total energía del estado durante las últimas tres semanas.

“Aquí hay un pueblo que está rodilla en tierra para decirle no al intervencionismo norteamericano” dice desde el estado de Lara José Miguel Gómez, de Radio Antena Libre. Milagros González, del municipio Palavecino del mismo estado, señala: “en este momento no podemos abandonar la lucha, estamos triunfando y la derecha está atrincherada en sus pequeñas urbanizaciones, ahogados en su propio humo. Pueblo, no debes tener miedo, debes salir a movilizarte para defender todo lo que hemos logrado y que nos ha costado lo más valioso, que es el Presidente Chávez”.

Muestra inocultable de la proyección planetaria de Hugo Chávez es que este 5 de marzo las acciones en su homenaje se extienden por los cinco continentes, siendo objeto de recordaciones desde el ámbito cultural, al social, sindical, campesino y urbano.

Esos círculos, hoy concéntricos en la memoria al militar de Sabaneta, parecen agradecerle el haber demostrado a los explotados y oprimidos del planeta que la justicia –y la victoria- está de su lado, que el dogma neoliberal tiene su antídoto en el empoderamiento de las mayorías. Éstas, que en el caso de Venezuela dejaron de ser mano de obra periférica y pasiva, para retomar un protagonismo que hoy se ejercita al momento de defender los logros alcanzados.

La campaña “Por aquí pasó Chávez” fue asumida así por diversas articulaciones y organizaciones. La Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo, por ejemplo, dedicó a Chávez un poema del nicaragüense Faustino Torrez en que se dice: “Vos que nos dijiste en lo más crudo del combate / Que el socialismo no había muerto / Sino que andaba de pachanga”. Y más adelante: “Vos, animador de la esperanza, acude a nosotros / Hoy que la madre tierra se encuentra gravemente herida”.

El dirigente del Frente Nacional Campesino Ezequiel Zamora, parte de CLOC-VC, dijo que el desafío para el campesinado venezolano es combatir en el plano productivo, fortaleciendo las cadenas de producción y distribución, en la búsqueda de la Soberanía Alimentaria.

Mi amigo Hugo

El canal internacional Telesur, herramienta impulsada por la Revolución Bolivariana con la certera intención de llevar la lucha antihegemónica al plano, también, de la comunicación, estrenará este aniversario el documental “Mi amigo Hugo”, del cineasta norteamericano Oliver Stone.

Hoy Venezuela se encuentra sembrada de multiplicidad de redes, canales, radios comunitarias y centros de información que resultan claves para desmontar las versiones de la industria informativa globalizada, recurrentes en su intención de propiciar la parálisis interna y la animadversión externa.

La palabra se ha recuperado, como primer paso para recuperar la dignidad.

Es que en su presencia en los encuentros internacionales, Chávez se caracterizó por retomar la palabra de los pueblos por encima de la diplomacia, lo cual quedó graficado en la irreverente y descolocada amonestación verbal del Rey Juan Carlos de España durante la Cumbre Iberoamericana en 2007 en Chile: “Y tú, ¿por qué no te callas?”. En esa oportunidad, Chávez denunciaba la participación del Estado Español en 2002 en el golpe de estado empresarial y pronto reconocimiento de las autoridades de facto que buscaron sustituirlo y casi acabaron con su vida.

Chávez jamás se calló. Y su palabra redentora, con el alcance universal que alcanzara en su acelerado paso por la vida de América latina, demuestra estar viva en los sueños de justicia social del mundo oprimido.

Una palabra que demuestra ser más persistente en la memoria afectiva y colectiva de las mayorías populares, que la propia existencia de quien le pronunciara. Y que aparece, en este aniversario, también, como imprescindible.