También la arquitectura puede tornarse cruel y llegar a ser una sofisticada tortura para muchos y muchas. Tal es el caso del centro de la construcción en una altura que rodea al poblado de Temacapulín (Temaca) de lo que se pretende sea el nuevo pueblo una vez que la presa El Zapotillo inunde catorce siglos de historia y memorias con sus aguas privatizadas.

La crueldad radica en que, las “nuevas casas” están orientadas precisamente hacia Temaca y, llegado el caso de la concreción del proyecto, los pobladores desplazados tendrían una visión panorámica de la inundación de su antiguo lugar en el mundo.

Día y noche desde la apacible Temaca, con sus calzadas en piedras centenarias y su plaza colonial donde los pobladores comparten novedades y preocupaciones, se escucha, como música de fondo que asemeja a una marcha fúnebre: las retroexcavadoras y grandes camiones llevando materiales hacia el centro de población que lucen unas callejas tristes y vacías, carentes de la huella histórica de catorce siglos que el megaproyecto arrasará sin más.

Radio Mundo Real recorrió el lugar en la jornada dedicada a que los participantes conocieran de primera mano El Zapotillo y otros proyectos de presas entre las decenas existentes en todo México. Allí recogimos impresiones de locales y extranjeros y comprobamos la angustia que genera en lo pobladores en confirmar que se les está asignando un sitio que no quieren ocupar y que las obras de El Zapotillo avanzan aceleradamente.

Lola Carbajal natural de Temaca nos cuenta sus sensaciones al recorrer las calles y visitar las casas que algún empresario delineó para ellos sin consultarlos ni considerarlos.

Por su parte el delegado internacional, Pedro Luis Sáinz, de España dice: “estamos viendo casas que nunca serán ocupadas”.

La visita al lugar por casi una centena de delegados sorprendió a los ingenieros y obreros que laboran allí, la mayoría de los cuales son contratados fuera del Estado de Jalisco y de la zona de Los Altos para evitar un involucramiento con la causa de Temaca que exige abortar el proyecto de presa que surtirá de agua a las empresas del Estado de Guanajuato que la embotellará y comercializará sin que en sus datos contables ingresen las cientos de vidas y años sacrificados.

En ese contexto el Padre Gabriel Espinosa Íñiguez, pilar fundamental en la lucha de Temaca en los últimos cinco años, expresó que esta población tiene agua “y la ofrece para todos, pero no para un puñado de empresas privadas” que lucrarán con ella. “Aquí no podremos sembrar nuestro chile de árbol ni enterrar a nuestros muertos”, dijo el religioso.

Por último, ya en el camino de regreso, recogimos el testimonio de Esteban De Esesarte Francke, responsable del recorrido por su organización, el Movimiento Mexicano de Afectados por las Presas y en Defensa de los Ríos (Mapder).

“Esta ha sido una lucha muy cruenta, hemos hecho mucho ruido”, expresa Esteban. “Cuando los españoles llegaron a conquistar en 1530 ya tenía el pueblito de Temaca 900 o mil años de población autóctona y nos lo quieren cambiar por unas casas que parecen bonitas pero en un entorno cerril, sin tierra para plantar nuestro chile de árbol, ¿de qué vamos a vivir aquí en medio de la nada? Con un techito pero sin un modus vivendi”.

Los participantes del encuentro internacional de afectados por represas dieron su testimonio a Radio Mundo Real en el recorrido por la presa El Zapotillo y el centro de población rechazado por la comunidad.

Foto: http://jovenestehuelches.blogspot.com