Así lo expresó Magui Balbuena de la Coordinadora Nacional de Organizaciones de Mujeres Trabajadoras Rurales e Indígenas (CONAMURI), que piensa que en Paraguay “se han abierto las puertas y hay un camino que tenemos que andar”, aunque para eso es necesario avanzar en fuerza, precisión política y propuestas.

“Paraguay tiene una historia muy rica de luchas sociales, y que se conozcan puede redituar en un apoyo político desde los movimientos sociales del continente”, manifestó Balbuena, en una intervención que difunde La Voz de los Movimientos Sociales.

Grupos como la Conamuri, según dijo, apuestan a la consolidación de un país más igualitario y democrático, y eso incluye aspectos como los cambios en el modelo de producción y la recuperación de los territorios, una de las consecuencias más complejas de la imposición del modelo del agronegocio.

La cuarta edición del FSA tiene como uno de sus ejes centrales la discusión de la soberanía alimentaria para conseguir “nuevos equilibrios de vida”.

En los talleres dedicados a este tema se debatirán tópicos como justicia ambiental; nuevos patrones de producción y consumo; las respuestas a las catástrofes; la lucha contra la mercantilización de la vida y la agroecología como una alternativa válida.

Dentro de este eje temático también se hablará de los impactos del modelo extractivista; las resistencias locales frente a la minería y los megaproyectos; y el peso de las privatizaciones y la mercantilización de los recursos naturales, entre otros puntos.

Paraguay será anfitriona de una las instancias más importantes de coordinación de los movimientos sociales de América Latina, después de las experiencias anteriores en Quito (2004), Caracas (2006) y Guatemala (2008).

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