Integrante de la Sociedad de Fomento Rural de Tala desde su refundación en 2006, Fernando ha participado fundamentalmente de la tarea de comunicación de dicha institución que abarca una amplia zona a unos 80 kilómetros al norte de Montevideo, donde no abundan jóvenes y mucho menos con interés en mantenerse en el campo organizadamente. “Siempre tuve el convencimiento propio de la necesidad para la producción familiar de organizarse”, reflexiona Curbelo, con 28 años de edad.

Muchos de los jóvenes que se mantienen entorno a la organización comparten un precepto: “estamos convencidos de que vivir en el campo tiene que ser una opción y no un castigo”, explica. La Fomento les ha brindado un espacio de formación y crecimiento, a través de proyectos como “Aurora”, que ha llevado el acceso a Internet en forma libre y gratuita a las familias de la zona.

Sobre su experiencia en la Escuela, que se extendió durante 45 días en las cercanías de San Pablo, el agricultor uruguayo señala que “la metodología de trabajo que se tiene en el MST parte de un sentido de pertenencia muy fuerte”, combinando una carga horaria de trabajo teórico con visitas y convivencias permanentes con asentamientos y equipos técnicos. “En Uruguay nos llega una imagen bastante distorsionada de lo que es el MST”, dice Fernando.

Y ante ello, reflexiona hacia el horizonte de futuro: “Nos volvimos con la tarea de intentar volcar y transmitir todo eso”.