“El aporte de Hugo Chávez a la paz en Colombia fue una verdadera obsesión por la paz y así quedó de manifiesto en este encuentro” declaró a Radio Mundo Real el integrante de la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz, Avilio Peña, en entrevista con Radio Mundo Real en la capital venezolana.

La instalación en La Habana de la mesa de diálogos entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el gobierno de Juan Manuel Santos contó con el compromiso definido de Chávez, quien partía de la premisa de que la paz en Venezuela se iniciaba con garantizar la paz en su vecino colombiano.

Avilio Peña sostiene que la voz de los sectores campesinos, afrodescendientes, indígenas y mestizos, más allá de los actores directos del conflicto (estado e insurgencias), es fundamental para terminar con él en forma sustentable y durable. “Ellos tienen mucho que decir sobre la paz porque han sido víctimas reiteradas de la guerra”, indica el defensor de DDHH.

Al respecto criticó que los distintos aportes sectoriales y comunitarios al proceso –de las cuales se espera el Congreso Nacional de Paz sea un momento sintético significativo- no tienen un camino claro de acceso a las negociaciones propiamente dichas.

“Hay una preocupación enorme en esta fase de que esa voz, la de las víctimas, que viven en áreas en medio de la confrontación armada, no sea recogida ni sea escuchada”, manifestó Peña en la entrevista.

Pero ¿qué hace posible que hoy se hable de paz en Colombia con intenciones duraderas en tanto en varias oportunidades anteriores el proceso fue abrupta y violentamente dinamitado desde el propio status quo del país?

Avilio Peña señala que desde el estado colombiano se piensa en la paz como condición necesaria de los negocios. “Para ellos es un buen negocio hacer la paz para que no haya obstrucción a la inversión extranjera”, reflexiona. Asimismo, para las fuerzas insurgentes en diálogo –se encuentren o no contempladas en “las mesas” que funcionan por el momento en La Habana- “existen varias señales de que la opción política aparece no solamente como una estrategia sino como una posibilidad”; de ahí que la coyuntura represente un llamado importante a la insurgencia a repensar su papel, señaló Avilio.

El Congreso Nacional de Paz en Colombia se iniciará el próximo 19 de abril y se extenderá hasta el 21 de este mes en la capital, Bogotá.

Sobre las expectativas que crecen en torno a este Congreso, Avilio señala que “el principal desafío es la unidad de todos los sectores sociales que le apuntan a la construcción de la paz”. Para ello, entendió fundamental la concreción de una movilización de los sectores urbanos y rurales en torno a la instancia de congreso.

Para la participación -que Avilio subraya como indispensable- de la sociedad en su conjunto en el proceso se deben asegurar condiciones mínimas que incluyen el cese de hostilidades.