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19 de agosto de 2011 | Entrevistas | Agua | Anti-neoliberalismo | Bosques y biodiversidad | Derechos humanos | Justicia climática y energía
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Este sábado se realiza el “Acto Mundial contra Belo Monte” en decenas de países. La muy cuestionada represa brasileña que se construye en el Estado de Pará y sobre el río Xingu será centro de atención en diversas partes del mundo. En la localidad de Altamira, donde las obras avanzan, las comunidades locales no dan un paso atrás y plantean dura lucha.
¿Cómo se vive la situación actual en el centro mismo de la zona en conflicto? ¿Qué harán este sábado las decenas de movimientos sociales locales que resisten a Belo Monte? Para contestar estas preguntas Radio Mundo Real entrevistó a la dirigente Antonia Melo, coordinadora del Movimiento Xingu Vivo para Siempre que vive en Altamira.
La activista es reconocida como una de las voces más fuertes contra la instalación de Belo Monte. Tiene más de veinte años de militancia en la región de Altamira. Esa represa “no es un hecho consumado”, advirtió firme a Radio Mundo Real. Las palabras de Antonia, emocionada hasta las lágrimas, dan cuenta de una persona dolida y preocupada, defensora de las comunidades de su entorno, y de corazón cálido en defensa de la causa ambiental y social. Al mismo tiempo, la activista no flaquea a la hora de manifestarse con firmeza.
El Movimiento Xingu Vivo para Siempre es un colectivo de organizaciones, movimientos sociales y ambientalistas de la región de Altamira y de las áreas de influencia del proyecto de Belo Monte, que siempre se han opuesto a su instalación sobre el río Xingu.
La represa, planificada para empezar a funcionar en 2015 en el corazón de la Amazonia, sería la tercera más grande del mundo, luego de la represa china de Tres Gargantas y de la binacional Itaipú en la frontera entre Brasil y Paraguay. Tendría una capacidad instalada de 11 000 megavatios. Se estima que su construcción inundaría unos 500 kilómetros cuadrados de tierras que actualmente ocupan comunidades indígenas. De 20 000 a 50 000 personas serían desplazadas para dar lugar a la central.
Antonia manifestó a Radio Mundo Real su alegría por la jornada de acción mundial contra Belo Monte este sábado, porque “la sociedad brasileña y mundial está atenta a esta causa”. “Es muy importante que en este Día Mundial contra Belo Monte, el mundo, muchas personas, grupos y organizaciones estarán denunciando este proyecto asesino, de muerte”, dijo. “Se trata de un proyecto del gobierno brasileño, que no oyó a las poblaciones indígenas, no respetó ni leyes brasileñas ni tratados internacionales” que prohíben el desplazamiento de esos pueblos, agregó.
De acuerdo a Antonia, el 80 por ciento de la cuenca del Xingu (2000 kilómetros de extensión) está en tierras indígenas. “El río Xingu es un río indígena”, sentenció. La activista también reprobó que el gobierno no haya atendido las demandas de las comunidades no indígenas que viven en las costas del Xingu ni de las familias de agricultores. Además, calificó las licencias oficiales otorgadas a Belo Monte de “criminales” y “arbitrarias”. “Este proyecto es del gobierno, por lo tanto tiene gran responsabilidad por lo que estamos viviendo aquí, que es un caos”, señaló Antonia.
El Ministerio Público Federal brasileño (MPF) pidió el miércoles la paralización de las obras de construcción de Belo Monte. Por medio de una acción judicial los procuradores de la República señalaron que la represa implica el inevitable desplazamiento de pueblos indígenas, lo que está prohibido por la Constitución Nacional.
Antonia manifestó a Radio Mundo Real su emoción por la noticia y calificó al MPF como “nuestro gran aliado”, que lleva presentados 13 recursos contra Belo Monte. Destacó además que la acción judicial del miércoles es la primera en tribunales brasileños que plantea la defensa de los derechos de la naturaleza.
El sábado está prevista la realización de un gran acto en Altamira, al cual concurrirán pueblos indígenas, agricultores, comunidades costeras del Xingu, entre otros pobladores locales. Las actividades continuarán allí hasta el lunes. “Es un acto de grito de los pueblos amenazados y afectados”, dijo Antonia. “Queremos juntar las voces para que lleguen a los oídos de la justicia brasileña” y para que sepa, “junto con el gobierno”, que serán responsables “por las desgracias que podrían acontecer si el proyecto criminal de Belo Monte fuese construido”, agregó.
Sobre el final, una Antonia entre lágrimas pidió a las poblaciones de Brasil, América Latina y el mundo que unan sus fuerzas, sus voces, “con fe y esperanza” contra Belo Monte, porque “el gobierno brasileño tiene que oír, tiene que parar este emprendimiento”. “Con certeza frenaremos este proyecto de muerte”, terminó.
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