Una amplia coalición de organizaciones defensoras del derecho al agua se convocó en las afueras del Foro “oficial”, en el que participan organismos de crédito, empresarios y representantes gubernamentales.

La brutalidad de la represión policial dejó un saldo de 17 jóvenes activistas turcos detenidos, y de dos militantes de la organización International Rivers. Una alemana y una estadounidense fueron deportadas en las últimas horas a sus países por las autoridades turcas, por el simple hecho de participar en la movilización con una pancarta que decía: “NO A LAS REPRESAS CON RIESGOS”.

Las organizaciones sociales han repudiado con firmeza estos abusos, y cuestionan la legitimidad del Foro, que se presenta como un proceso abierto y transparente que trabaja por el derecho al agua, aunque esta represión revela su naturaleza excluyente y un claro desprecio por los derechos humanos.

Interrogado al respecto, Gerd Berkamp, Director del Consejo Mundial del Agua, optó por no denunciar la situación y deslindó todo tipo de responsabilidades. Algo similar a lo que sucede cuando lo consultan por las poblaciones afectadas por las polémicas decisiones que toma el organismo a su cargo.