Sin embargo, esta lucha se enfrenta a grandes enemigos y éstos no dudan en usar todas las armas a su alcance para frenarlas. Es así que muchos activistas ponen su vida en riesgo a la hora de reclamar lo que es justo. Radio Mundo Real conversó con dos activistas, de localidades diferentes, que se enfrentan a la misma corporación, Smurfit Kappa - Cartón de Colombia.

Esta empresa es la responsable de que se haya expandido el monocultivo de pinos y eucaliptos en tierras que antes estaban dedicadas a la producción de alimentos. Para ello compró terrenos a campesinos, valiéndose no sólo de las ofertas monetarias sino también del amedrentamiento de quienes no querían vender.

La resistencia orgánica

John Henry Gonzáles es un productor orgánico y pertenece al Movimiento Campesino de Cayibio. Su apuesta como colectivo es apuntar a una producción sustentable que no sólo respete la tierra, sino también las necesidades de los consumidores de sus productos. Para llegar a su establecimiento hay que recorrer algunos kilómetros en jeeps o en motocicleta, dado que el estado de la carretera prácticamente impide el paso de cualquier otro vehículo. La carretera en realidad es un camino serpenteante donde además de estos vehículos uno se encuentra con enormes camiones de la empresa Cartón de Colombia, que lleva sobre sus chatas la madera producida en la región. A los lados del camino los árboles se levantan imponentes.

“Esta lucha no es contra el pino, es contra el monocultivo”, sostiene un joven miembro del Movimiento. John Henry ha liderado la resistencia contra el monocultivo y eso lo hizo transformarse en blanco de la empresa: tras eludir dos veces a sicarios, huyó a Bogotá, la capital del país, donde a pesar de las reticencias del personal que trabaja en la Fiscalía General de la Nación, pudo denunciar que su vida estaba en peligro.

Al tomar estado público su situación, la empresa se sentó a negociar, negando la acusación de que buscaba matarlo.

Actualmente el pequeño emprendimiento del Movimiento Campesino de Cayibio sigue adelante, e intentan producir una canasta alimenticia básica que pueda satisfacer las diversas necesidades de la localidad.

La ley de la resistencia

Hugo León San Clemente es un vecino de la localidad de Sevilla. La localidad también está rodeada por más de 6000 hectáreas de pinos, lo que ha repercutido fuertemente en la accesibilidad al agua, entre otras cosas.

Varios de los vecinos son frecuentemente presionados para vender sus tierras, o arrendarlas. Al menos dos activistas locales han sido asesinados. Uno de ellos, a quien los vecinos apodaban “el maestro Oscar”, fue torturado con cuchillos y después asesinado.

A pesar de todo, los vecinos de Sevilla han conseguido levantar una barrera al aumento de la forestación, formulando una disposición jurídica que impide que se sigan plantando árboles de este tipo y de esta forma. El pueblo se ha autoconvocado alrededor de un cabildo abierto, y ahora pelea por hacer cumplir la ley. Sin embargo esto sigue encerrando peligros. Hugo León es uno de los vecinos que ha sufrido amenazas de muerte.