Los aportes que Chávez y la Revolución Bolvariana que iniciara en 1992 con su insurrección ante el régimen de Carlos Andrés Pérez en medio de una profunda crisis social y económica, para posteriormente iniciar un camino de conformación política electoral, reforma constitucional, superando un golpe de Estado empresarial y colocando a su país en lo más alto del concierto contra-hegemónico y anti-imperialista a escala planetaria, adquieren por cierto diversas lecturas y abordajes.

Pero, ¿cómo analizar ese derrotero de casi veinte años, desde una América Latina acuciada por gobiernos neoliberales hasta la actualidad desde la perspectiva espiritual-religiosa?

El reverendo Raúl Suárez dialogó con Radio Mundo Real durante dicho encuentro desde su lugar en el Movimiento Ecuménico Cubano señalando: “si pensamos en el rol negativo del uso o abuso de la religión tanto desde las estructuras religiosas como de las mentalidades dogmáticas, el aporte de Chávez es sumamente significativo. A Chávez le preocupaba mucho las personas, los interlocutores que lo escuchaban, los pobres. Y entonces -como hoy- los pobres no se encuentran nucleados en torno a los partidos ni de una ideología política y eso hay que respetarlo”, indicó Suárez.

Desde la religiosidad popular, convocando a la toma de conciencia de los elementos que hacen a la opresión de las comunidades, hasta la asunción de prácticas tendientes a la liberación, en ese proceso, la práctica del Presidente Venezolano ha sido un impulso removedor, sostiene Suárez.

La Declaración Final del Encuentro sostiene: “El pensamiento y la acción de Hugo Chávez representan una nueva concepción ética respecto de los derechos universales de las generaciones presentes y futuras, y una recuperación de la política, de su razón amorosa, de su sentido universal, humano y bello. Chávez dotó de una nueva savia interior a la bandera de los pobres en su lucha secular por la libertad y la justicia”.

El medio siglo de prédica, acción y ejemplo del proceso revolucionario cubano de carácter anti-imperialista y defendiendo un proyecto propio de los pueblos latinoamericanos, liberándose de la tutela estadounidense, tienen su complemento fundamental hacia finales de siglo en el proceso bolivariano, el cual aportó asimismo la base material para ese proceso liberador, acota el religioso cubano en otro tramo de la entrevista.

“Nosotros (por la Revolución Cubana) nunca hemos compartido lo que nos ha sobrado, simplemente porque no nos ha sobrado nada”, reflexiona Suárez. “Hemos estado limitados por la persecución enfermiza de los gobiernos de EE.UU.; pero sí hemos logrado una calidad humana y ese es nuestro mayor tesoro. Ese es el cambio radical que se dio en la cubana y el cubano, recuperar su dignidad”, agrega.

Al respecto, Suárez indica que en el debate sobre la construcción del “socialismo del siglo XXI”, tanto la experiencia cubana como la bolivariana muestran que se trata de un proceso “esencialmente ético” que implica “la transformación radical de la conciencia” pero que no puede escindirse de las condiciones materiales de la población.

A su juicio, el desafío de la Revolución Bolivariana a partir del liderazgo de Nicolás Maduro –actual presidente y candidato designado por el propio Chávez para los comicios presidenciales del 14 de abril a titulo de los revolucionarios bolivarianos- es mantener el paralelismo “indivisible” entre ambos aspectos, tomando en consideración que inclusive la enorme riqueza petrolera del país puede significar un obstáculo en ese sentido.

Foto: Micaela Ryan (ALBA TV)