La presentación tuvo lugar en el marco de la segunda etapa del primer día de la consulta de la FAO, que también contó con intervenciones de Razan Zuayter, integrante del Grupo Árabe para la Protección de la Naturaleza, Róbert Fidrich, de Amigos de la Tierra Hungría, Leonardo Gallico, de AIAB (sigla italiana de la Asociación Italiana para la Agricultura Biológica), y Claire Quintin, de MIJARC (sigla en francés del Movimiento Internacional de la Juventud Agrícola y Rural Católica).

Allí, Taghí Farvar planteó la dificultad de dar cuenta de la enorme diversidad de los pueblos nómades, donde cada uno de ellos se construye en una relación particular con su territorio. Así nos encontramos con los que se definen como nación, los que se llaman pueblo, o clan, entre otros. Su forma natural es el movimiento, el nomadismo, lo que se entiende desde una concepción sustentable del uso de los recursos; es precisamente ese movimiento el que permite que la tierra recupere su capacidad de producir los medios de vida que los nómades necesitan, y que permite el conservar el sustento, el no agotar la tierra. Éstos son algunos de los pilares para entender su forma de vida.

Farvar distingue cuatro macro grupos entre los pueblos nómades: los pastores nómades -actualmente constituidos por unos 200 millones en todo el mundo- los cazadores recolectores, los agricultores de rotación -quienes cultivan en los trópicos, y cambian de tierra cuando los rendimientos de ésta comienzan a menguar, pudiendo volver a un mismo sitio cien años después de irse de él- y los nómades marítimos, quienes viven de la pesca.

En los últimos tiempos la presión sobre su modo de vida se ha incrementado. Por un lado aparece la destrucción de sus territorios, como lo que hoy está sucediendo en el norte de Malí, donde la sequía producto no sólo del cambio climático, sino también del aumento de la presión sobre la tierra, está dejando a miles sin nada para sobrevivir. Pero también hay otros ejemplos, donde el accionar sobre los pueblos nómades es mucho más planificado; un ejemplo es Irán, país en el que durante el primer gobierno del Sha (a partir de 1921) se llevaron a cabo políticas de sedentarización forzada. Varias décadas después sus tierras fueron "nacionalizadas", con lo cual se intentaba dejarlos sin territorio, y desde 1991 se ha reactivado la política de sedentarización obligatoria por parte del gobierno islamista.

Las características centrales de estas formas de vida son la movilidad espacial, el fuerte apego a las tradiciones y a las leyes ancestrales, la propiedad colectiva de los recursos por parte de sus miembros, la auto regulación -algo que se debe a su forma de organización- y el concepto de territorio, que toman de forma muy fuerte, por ser ante todo la forma de entender su relación con la tierra, la interdependencia mutua y el lugar que ocupan en el mundo. Frente a esta forma de vida se presentan las corporaciones, muchos Estados y sus fuerzas represivas, su supervivencia depende de cómo se termine por entender el asunto de la tierra; ¿de quién? ¿para qué y por qué? Son preguntas que hay que plantearse cuando pensamos en su tenencia y en su uso, afirmó.