En estos últimos días, el MST salió a la calle para protestar contra los drásticos cortes de presupuesto –superiores al 60 por ciento- que está sufriendo el Programa Nacional de Educación en Áreas de Reforma Agraria (Pronera), una conquista histórica de los grupos que luchan por la tierra en Brasil.

La falta de recursos pone en riesgo los cursos ya existentes para los estudiantes, en su mayoría hijos de campesinos asentados, y deja definitivamente por el camino a aquellos que todavía no accedieron a ese derecho. Centenas de campesinos sin tierra se han movilizado frente a oficinas del Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria (INCRA) en todo el país para pedir que queden sin efecto los recortes al Pronera.

Además, en el caso de Rio Grande do Sul, el MST está siendo víctima de una verdadera arremetida de los sectores más reaccionarios, que desde hace más de dos años han puesto en la mira a las escuelas itinerantes del movimiento, con la intención final de perjudicar a toda la organización.

Los grandes hacendados y las multinacionales del agronegocio han encontrado eco a sus reclamos entre los representantes más conservadores del Ministerio Público y del gobierno estadual, y finalmente están logrando el objetivo de herir de muerte a los proyectos educativos del MST.

Espacios de “formación de guerrilleros” y prácticas de “lavado de cerebro” a las nuevas generaciones son algunos de los divagues que utiliza la derecha gaúcha en su arremetida contra el modelo de educación que promueve el MST.

“Nunca fue solución de nada cerrar escuelas, la solución es abrirlas”, sintetizó Janaina Stronzake, del MST de Rio Grande do Sul, en entrevista con Radio Mundo Real.

El telón de fondo de este conflicto es una lucha de modelos antagónicos e irreconciliables. Vale recordar que en este Estado sureño el modelo del monocultivo de eucaliptos ha hecho estragos y solamente tres empresas del sector - Aracruz, Votorantim y Stora Enso- controlan 400 mil hectáreas de territorio. El resultado ya es conocido: alta mecanización, poca generación de empleo para los hombres, nula empleabilidad para las mujeres y la desaparición paulatina de los centros poblados rurales.