Según información que llega desde organizaciones brasileñas, ya hay actividades pactadas en Australia, Canadá, Inglaterra, Gales, Francia, Alemania, Irán, Indonesia, México, Holanda, Escocia, Taiwán, Turquía y Estados Unidos, además de Brasil.

“La lucha contra Belo Monte y el modelo de desarrollo de consumo y de mercado, exterminadores de sueños y vidas, llega a una etapa decisiva”, dice el llamamiento, que se ha valido especialmente de las redes sociales para sumar gente a las movilizaciones.

En la organización de esta jornada mundial se destacan por ejemplo los movimientos Frente de Acción Pro Xingú y Brasil por los Bosques, que desde la ciudad de San Pablo están haciendo la convocatoria y el trabajo de coordinación rumbo al sábado. También está trabajando fuertemente el Movimiento Xingú Vivo para Siempre, colectivo de organizaciones, movimientos sociales y ambientalistas de la región de Altamira en Pará (donde se construye la represa) y de las áreas de influencia del proyecto de Belo Monte, que históricamente se han opuesto a su instalación sobre el río Xingú. Es que el emprendimiento fue planeado en la década de los ochenta.

Estas redes de organizaciones y movimientos sociales han estado realizando numerosas manifestaciones y actividades de protesta contra el proyecto hidroeléctrico en diversas partes de Brasil. Están nucleados campesinos, trabajadores rurales sin tierra, pescadores artesanales, indígenas, entre tantos otros actores. También se destaca la activa oposición a Belo Monte del Movimiento de Afectados por Represas brasileño (MAB, por su sigla en portugués).

La represa, planificada para empezar a funcionar en 2015 en el corazón de la Amazonia, sería la tercera más grande del mundo, luego de la presa china de Tres Gargantas y de la binacional Itaipú en la frontera entre Brasil y Paraguay. Tendría una capacidad instalada de 11 000 megavatios. Se estima que su construcción inundaría unos 500 kilómetros cuadrados de tierras que actualmente ocupan comunidades indígenas. De 20 000 a 50 000 personas serían desplazadas para dar lugar a la central.

Belo Monte estará a cargo del consorcio Norte Energia y tendrá como socia estratégica a Eletronorte, subsidiaria de la estatal Eletrobras. Según el diario brasileño O Estado de S. Paulo, fue la propia Eletronorte la que inició la exploración del potencial energético del río Xingú en 1975, y la que elaboró en la década siguiente el primer diseño de la represa. El proyecto cuenta con la financiación del estatal Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES).

El 11 de agosto ocho activistas independientes ingresaron a una actividad de Norte Energia en San Pablo e interrumpieron varias veces la exposición del ingeniero Luiz Rufato sobre las obras de la usina. Según información difundida por organizaciones brasileñas, los manifestantes cuestionaron al profesional y expusieron los impactos socioambientales de Belo Monte. La protesta duró 35 minutos.

En tanto, numerosas familias de la localidad de Altamira ya tuvieron que dejar las casas en las que habitaban afectados por la especulación inmobiliaria que ha generado la construcción de la central hidroeléctrica y por el clima de inseguridad local. Activistas de la zona que rechazan la construcción de Belo Monte denuncian que algunos propietarios de inmuebles aumentaron 300 por ciento el valor del alquiler. Agregan que mucha gente de Altamira no tiene donde vivir en este momento, porque a las personas que ya no pueden pagar los alquileres por la suba de precios y dejaron sus hogares, se les suman los miles de inmigrantes que llegaron a la localidad para buscar trabajo en las obras de la usina.

Foto: http://xingu-vivo.blogspot.com/