Valiéndose de instrumentos desarrollados por las entidades financieras Goldman Sachs, JPMorgan Chase entre otras, el gobierno griego maquilló millones de dólares recibidos con los que siguió endeudando su economía y que no salieron a la luz pública porque eran calificados como una intermediación de divisas y no como un préstamo. La táctica ya había sido utilizada en el 2001 según señala el New York Times, cuando Grecia hacía muy poco había entrado en la zona Euro.

Pero la caída de Grecia en default podría arrastrar al resto de Europa, ya que los principales tenedores de deuda griega son los grandes bancos Alemanes y franceses. Es por ello, y no por el impacto que la crisis pueda tener sobre los propios griegos, que la Unión Europa (UE) ha decidido prestar asistencia económica. Los bancos franco-germanos tienen en sus cuentas griegas acciones por el valor de 86.475 millones de euros (119.000 millones de dólares) , pero también poseen deuda de Irlanda, Portugal y España, los otros tres países que parecen más cercanos a caer en el mismo pozo que los griegos, por lo cual se ha decidido frenar el proceso, e intentar recuperar lo que se pueda.

El experimento.

El programa de rescate que se pone en práctica, esta coordinado tanto por la UE, como por funcionarios del FMI. Y consiste básicamente bajar en un 4% el déficit del gasto publico, el cual es el 12,7% del PBI actual. El respaldo financiero viene acompañado de políticas de shock, devaluación, que pretende en los papeles, inducir una deflación, que termine bajando los precios de bienes y servicios y así contrarrestar los impactos de la devaluación. La puesta en práctica implica aumentar la edad en la que podrán jubilarse los empleados públicos, se congelarán los salarios, y se subirá el precio del combustible, lo que a la postre significa que el plato lo terminaran pagando los trabajadores, y los pequeños productores, que son quienes más porcentaje de sus salarios (los primeros) o de sus ganancias (los segundos) gastan en insumos de primera necesidad.

Fuentes: Publico.es, guerraeterna.com, nytimes.com