La laguna representa el 90 por ciento de los humedales de Colima y tiene unas 1300 hectáreas de manglar, la extensión más amplia de ese sistema en tres estados mexicanos ubicados sobre la costa del Océano Pacífico. Cuyutlán es además un espacio que cuenta con una importante variedad de peces, reptiles y mamíferos.

Por eso los planes de colocar allí una central regasificadora generaron un conflicto con los actores locales, entre ellos una comunidad de pescadores que está seriamente amenazada.

En diálogo con Radio Mundo Real, la coordinadora de la organización Bios Iguana, Esperanza Salazar, denunció la tala ilegal en el manglar y las presiones que ejerce la industria para obtener los permisos de construcción.

“Hay unas 300 familias que dependen económicamente de la laguna y que hoy corren el riesgo de quedar sin su sustento. Este tipo de proyectos han demostrado que no son sustentables, son proyectos de destrucción que solamente van a beneficiar a algunas empresas privadas”, explicó Salazar.

El grupo mexicano, que integra la Red Manglar Internacional, cuestiona la falta de responsabilidad y la corrupción de autoridades federales, estatales y municipales, que ya han sido denunciadas ante tribunales, pero sin ningún resultado.

Salazar explicó que, previo a la amenaza de la regasificadora, una termoeléctrica que funciona en esta zona desde hace 28 años ha provocado estragos en la salud de la población, aunque la estatal Comisión Federal de Electricidad (CFE) nada ha hecho al respecto.

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