Un documento del Centro Salvadoreño de Tecnología Apropiada (CESTA - Amigos de la Tierra El Salvador) responsabiliza al partido derechista por la “grave crisis ambiental” que atraviesa el país, y por subordinar los límites de la naturaleza al afán de lucro que caracteriza al modelo neoliberal.

En un pormenorizado informe basado mayoritariamente en datos oficiales, la organización ambientalista detalla la situación de emergencia que atraviesa El Salvador en diferentes áreas y los resultados son preocupantes.

En materia de bosques y biodiversidad, por ejemplo, la deforestación llegó a cubrir más del 80 por ciento del territorio nacional y se estima que anualmente se talan 4500 hectáreas de bosque. Los ejemplos citados permiten entender este alarmante proceso: los territorios que antes estaban forestados se han destinado en la actualidad para centros comerciales, proyectos habitacionales y carreteras.

“La destrucción del bosque ha impactado severamente en la biodiversidad, El Salvador reporta 720 especies amenazadas de extinción (295 de fauna y 425 de flora), algunas de ellas en peligro crítico como por ejemplo el mono araña con una población de 200 o el gavilán blanco con menos de 15 individuos”, continúa el informe de CESTA - Amigos de la Tierra.

En cuanto a los suelos, y a partir de información que proporciona el propio Ministerio de Medio Ambiente, se calcula que el 70 por ciento de los suelos salvadoreños están erosionados. Aumento del precio de los alimentos y comunidades amenazadas por la desertificación son algunas de las consecuencias más evidentes de este fenómeno.

Todos estos puntos sumados a la contaminación del aire y la inadecuada disposición de los desechos sólidos son el resultado de un “proceso histórico de acumulación de capital a costa de la naturaleza”, que claramente se ha acelerado durante los veinte años de gobierno de ARENA.

Y la lista de situaciones decepcionantes que pueden atribuirse a la gestión gubernamental continúa. El Poder Ejecutivo salvadoreño, según CESTA, no ha tenido capacidad de proteger los recursos hídricos y suministrar agua suficiente y de buena calidad a la población; las leyes ambientales se violan con absoluta impunidad y en estas dos décadas El Salvador se ha convertido en un país “altamente vulnerable” a los impactos del cambio climático.

Para ratificar este último punto basta con recurrir a las estadísticas: 400 salvadoreños murieron en 1998 con el huracán Match; 700 con el deslizamiento de tierra en La Cordillera El Bálsamo en 2001; setenta en 2005 con la tormenta Stan y 32 en 2008 con las inundaciones en la colonia La Málaga, entre otros desastres.