Santiago Maldonado es un joven argentino de 28 años, artesano y tatuador, oriundo de la ciudad bonaerense 25 de Mayo; es buscado desde el 1º de agosto, luego de que la Gendarmería Nacional Argentina reprimiera una movilización mapuche en la comunidad Pu Lof en Resistencia, en el departamento de Cushamen, provincia de Chubut, en el sur del país. Los indígenas mapuches reclaman la restitución de las tierras que expropió el gobierno argentino a fines del siglo XIX y que ahora están en poder de la industria textil italiana Benetton; la empresa tiene 900.000 hectáreas en el sur de Argentina.

El viernes, al cumplirse un mes de la desaparición de Santiago, miles de personas y de integrantes de organizaciones sociales, sindicales y de derechos humanos, exigieron en la Plaza de Mayo, en Buenos Aires, la aparición con vida de Santiago Maldonado. La movilización fue pacífica, pero terminó con enfrentamientos y una fuerte represión policial. Previo a eso, ante la multitud de la Plaza de Mayo, habló Sergio Maldonado, hermano de Santiago.

Sergio reprobó que en ningún momento se haya cuestionado el accionar de la Gendarmería el día de la represión y criticó el accionar del gobierno, así como el curso de la investigación judicial. “Somos maltratados por la señora ministra de seguridad que ha demostrado no estar capacitada para ocupar ese puesto y tampoco para esclarecer la desaparición de Santiago”, expresó Sergio Maldonado, mientras la multitud pidió con gritos, cantos y aplausos que se extendieron durante un minuto que se vaya Bullrich. “Somos hostigados con informaciones falsas que lo único que hacen es sembrar la desesperanza en mi familia. Tenemos que soportar, también, declaraciones de funcionarios que lo único que hacen es aportar dudas y confusión. Nuestra familia ha colaborado desde el primer día en todos los requerimientos que le fueron pedidos, como ser las muestras de ADN, tanto mías como las de mis padres; jamás nos negamos porque negarse sería no querer tener a Santiago con nosotros”, dijo. “Queremos una investigación seria e imparcial, queremos que se investigue a todo el personal de la Gendarmería que actuó el día 31 de julio y 1º de agosto, ellos son los responsables y tienen que dar cuenta de su actuación”, planteó, mientras la muchedumbre gritaba “asesinos”. “¿Hasta cuándo debemos soportar esta situación? ¿Hasta cuándo debemos preguntarnos dónde está Santiago? ¿Hasta dónde seguirán cuestionando a Santiago, sus fuertes convicciones, su ideología de la solidaridad, sin transar con nada ni con nadie?”, preguntó. Para terminar, Sergio le pidió a la ministra de seguridad “que dé un paso al costado y deje el lugar a alguien realmente capacitado para poder brindarnos seguridad y no inseguridad”.

Curso de la investigación
Una de las hipótesis más firmes de la investigación judicial, abrazada también por las autoridades del gobierno argentino, sostenía que Santiago nunca había estado en el corte de ruta 40 que hizo la comunidad Pu Lof en Resistencia el 31 de julio -por la que se desató la represión- sino que había sido herido el 21 de julio por un puestero de la estancia Benetton. Esa hipótesis se descartó definitivamente este lunes 4 de setiembre, cuando el juez Guido Otranto, responsable del Juzgado Federal de Esquel, que es el que tiene a cargo la investigación del caso, informó que el perfil genético de la sangre del cuchillo del puestero no se correspondía con el perfil genético de los padres de Santiago.

Este martes 5 declararon por primera vez ante la Justicia, como testigos, tres personas que estaban durante en la comunidad Pu Lof el día de la represión, según informó en su sitio web el diario argentino Página 12. De acuerdo a esa nota, los testigos aseguraron que “a Santiago Maldonado lo llevó la Gendarmería”; una de las personas que dieron sus testimonios, vocera de la comunidad mapuche, estuvo detenida sobre la ruta 40 durante seis horas el día de la represión, junto a otras dos personas de la comunidad, y otra de las declarantes dialogó, en aquel momento en la ruta 40, con el jefe de Gabinete del Ministerio de Seguridad argentino, Pablo Noceti, que estuvo en el lugar antes y después de la represión.

Intereses en la zona
El conflicto latente entre la empresa Benetton y los mapuches es por tierras, pero tiene más aristas. Durante la movilización, Tiziana Ortoman, de la Agencia de Noticias de Ciencias Comunicación de la Universidad de Buenos Aires, entrevistó a Lauka, un mapuche de una organización autoconvocada en Capital Federal, quien se remontó a “La conquista del Chaco” y “La conquista del Desierto” emprendidas a fines del siglo XIX para quitar a los indígenas de los territorios. “Falta de información de lo que es el indio. ¿Por qué a nosotros nos persiguen como pueblo mapuche?”, preguntó, remontándose 500 años atrás. Lauka sostuvo que ese sistema colonizador quiere concretar “la última fase”: avanzar sobre el agua, la tierra, el aire, y también sobre el acero, el cobre, el estaño y la cordillera de los Andes, dijo. “En la parte de la cordillera, entre Argentina y Chile no van a encontrar la bandera mapuche, ni chilena, ni argentina, sino suiza, de las transnacionales, eso es lo que está pasando y de eso no se habla”, reclamó. “Los mapuches no nos estamos defendiendo solamente para nosotros, sino para toda la sociedad” aseguró, pero lamentó que a cambio, reciben el desprestigio.

Ortoman entrevistó, además, a Fernando Jones Huala, hermano de Facundo, referente del movimiento Resistencia Ancestral Mapuche, que está preso por ser acusado de terrorismo y de atentar contra estancias de Benetton. Fernando recordó que al momento de desaparecer, Santiago estaba manifestándose para exigir la libertad del lonco Facundo Jones Huala “que está sufriendo prisión ilegítima de la libertad como consecuencia de la persecución política ideológica de parte del Estado argentino en complicidad con el Estado chileno y por ser uno de los referentes de las comunidades que se están organizando en este proceso de reconstrucción de la identidad del ser mapuche integral, en el cual es primordial el uso del territorio”. Sobre la desaparición de Santiago, Fernando Jones dijo que “es un ataque para todas aquellas organizaciones que tengan una propuesta diferente a la propuesta del Estado, que es de dar palo, balas, cárcel y, en el máximo de los casos, desaparecer a las personas que osen levantar la voz para luchar por los dignos y justos reclamos de los pueblos oprimidos”.