Este último, el orientado a la defensa de los bosques y la biodiversidad, ha sido proyectado y trabajado intensamente con los grupos nacionales que toman parte de la Federación, y con las organizaciones y movimientos aliados de diversas partes del mundo.

Durante varias décadas, y luego de la construcción conjunta y fraternal entre los pueblos y movimientos, se han definido líneas prioritarias que orientan el accionar de nuestro trabajo, y que enfrentan las estrategias creadas para favorecer el mercado y el sistema capitalista a costa del bienestar de los pueblos y sus culturas.

Construimos movimiento para detener los avances de la financiarización de la naturaleza. Resistimos a la amenaza de privatización, mercantilización y conversión de los bosques en activos financieros, lo que se ha denominado como el proceso de financiarización, que pretende anular las dimensiones social, cultural, espiritual y los usos diversos que tienen las selvas, y que tiene como objetivo último la ganancia económica para agentes externos a los territorios. Frente a esta nueva tendencia de la economía verde, que representa un paso más en la privatización de la vida, ubicamos la lucha contra el mecanismo de Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación -REDD-, y sus modalidades locales como el pago por servicios ambientales, para denunciar que lejos de ser una solución, son una causa adicional de enormes impactos negativos en los bosques y los pueblos que dependen de ellos.

Cimentamos un marco político que permite el avance de la gestión comunitaria del bosque. Reivindicamos esta construcción como parte de soluciones reales que permiten la pervivencia, conservación y restauración de las selvas, así como la vida en condiciones dignas para los pueblos que conviven con los bosques, al tiempo que se aseguran los derechos comunitarios. Esta intención transformadora desde la producción del marco político y la política pública, se refiere a la garantía de derechos, al mejoramiento de la calidad de vida, a aspectos sociales y culturales. Porque el bosque y las selvas implican todo esto y más.

Luchamos por detener la expansión de la deforestación y frenar el fortalecimiento de sus impulsores. Desde esta perspectiva, enfrentamos el avance de monocultivos y plantaciones de árboles, prácticas que destruyen los bosques y abren espacio a actividades en beneficio de grupos empresariales y corporaciones nacionales y trasnacionales.

El Programa de Bosques y Biodiversidad se construye junto a los grupos nacionales de ATI y así fortalece el trabajo que en los ámbitos local y comunitario realizan nuestros miembros. Desde el Programa compartimos insumos, ideas, estrategias y análisis para que el trabajo local y nacional se potencie. En el plano internacional, entre otros escenarios, incidimos en la Convención de Diversidad Biológica de Naciones Unidas -CDB-, como un espacio al que llevamos nuestras posiciones para encontrar eco en los medios de comunicación, propiciar cabildeo político y construir y fortalecer alianzas con organizaciones y movimientos con quienes compartimos principios y visiones.

Este 2017 trabajaremos junto al Programa de Soberanía Alimentaria de ATI para incidir en el trabajo que el Comité de Seguridad Alimentaria de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura -FAO- adelantará sobre los bosques y la alimentación. Nuestro objetivo es posicionar la gestión comunitaria como un tema fundamental al hablar del manejo de bosques, mostrando su carácter estratégico e integral y resaltando los diversos retos que ha implicado e implica ejercerla desde los territorios y los pueblos.

Desde la visión y el ejercicio territorial, la agroecología, el manejo y la gestión comunitaria de bosques van de la mano, y es esa perspectiva la que queremos impulsar como parte de la reflexión que desde los pueblos de América Latina y el Caribe se viene posicionando.

* Publicado el 25 de abril en: http://atalc.org/2017/04/25/bosques-biodiversidad-la-vida-los-pueblos/