8 de marzo de 2017 | Entrevistas | Anti-neoliberalismo | Género | Soberanía Alimentaria | La Armonía
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A propósito del Día Internacional de las Mujeres, Silvia Páez, integrante de la Red de Grupos de Mujeres Rurales del Uruguay y de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo - Vía Campesina dijo a Radio Mundo Real que “la brecha que existe entre el decir y el hacer se ensancha cada vez más”. Páez relató que en los territorios rurales que habitan las mujeres uruguayas se sufre violencia económica, patriarcal, patrimonial y psicológica. Señaló, también, la pérdida de productoras y productores rurales por el impacto del agronegocio y recordó que la lucha es por la soberanía alimentaria y la autonomía, en el sentido más amplio.
Este 8 de marzo, se conmemorará de diferentes maneras en el ámbito rural uruguayo. Las mujeres implementarán diferentes acciones para graficar la lucha contra la violencia de género, piensan poner cintas rosadas, escobas, paños de piso o consignas en las porteras, para que quien transite los caminos “vea que hay mujeres que estamos diciendo, que sufrimos violencia, quizás no física, pero hay otros tipos de violencia que están incidiendo”, dijo Páez. Otras acciones previstas son la de juntarse a tomar mate, algo que puede sonar común y corriente, pero no es menor en los ambientes rurales, donde las mujeres están más aisladas.
“No solamente el femicidio nos está afectando, sino que hay una cantidad de hechos, de acciones que han provocado que estemos cada vez más desplazadas de nuestros territorios”, expresó Páez. Relató el caso ocurrido en enero en el paraje rural La Armonía (departamento de Canelones, próximo a la capital uruguaya) donde un productor argentino fumigó un cultivo de maíz transgénico con una concentración de herbicida nueve veces superior a la permitida, provocando la contaminación del agua y de los suelos de los productores de la zona. Páez detalló que una mujer rural perdió 3.000 plantines de tomate, pero que también se perdieron tomateras enteras, en floración y producción, con consecuencias que se arrastrarán durante los próximos meses. “El avasallamiento del capital que está incidiendo sobre el pequeño productor o productora”, aseguró. Por eso este lunes 6, cuando las autoridades de gobierno rindieron cuenta de los avances en materia de género, las mujeres rurales se manifestaron con una pancarta que tenía a campesinas, una avioneta y un cartel que decía “Esto también es violencia”. “Es violencia porque no se respetan los cultivos de los pequeños agricultores, es violencia porque inciden sobre nuestras producciones, es violencia porque nuestra autonomía económica está siendo vulnerada al no tener hoy o mañana con qué alimentar a la familia que tenemos a nuestro alrededor”, amplió Páez.
El concepto de autonomía fue uno de los trabajados en la XIII Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, de la CEPAL, que se desarrolló en Montevideo a fines de octubre. Páez indicó que en ella las mujeres rurales trabajaron las tres autonomías: la física, la política y la económica. “Hoy es el momento de reivindicar que ninguna de las tres autonomías son suficientes, a las mujeres nos falta mucho todavía para lograr nuestra autonomía”. Pidió hablar de autonomía “en un concepto más amplio” y discrepó con el concepto de seguridad alimentaria, muy diferente al de la soberanía. “Mientras nos sigan exigiendo los organismos o los financiadores exteriores, que nos hablan de seguridad alimentaria, nosotras tenemos que estar reaccionando ante todo ese tipo de producto que nos quieren vender, nos quieren mantener enlatadas en esas consignas”.
En su comunicado por el 8 de marzo, la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo – Vía Campesina maneja los mismos conceptos. Pide aunar fuerzas “frente al sistema patriarcal y capitalista, en defensa de nuestras formas de vida en el medio rural y por la soberanía de nuestros pueblos, territorios y recursos de la madre tierra, amenazados por el poder de las corporaciones trasnacionales, los intereses del capital financiero y la codicia de las élites locales”. La coordinadora se pronuncia contra la violencia “sistémica, capitalista y patriarcal” y exige “la adopción de políticas para la eliminación de todas las formas de violencia contra las mujeres del campo, que incluye tanto las amenazas que penden sobre las diversas formas de vida, producción y economías campesinas, como las que se imponen en el ámbito privado, conjuntamente con el sexismo, la homofobia, el racismo y los abusos que se manifiestan en la migración y desplazamientos”.
Imagen: Detalle del afiche de Vía Campesina por el 8 de marzo
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