Joel Meneses, Nereo Meneses y Ariel Sotelo, quienes fueron asesinados en el emblemático departamento de la resistencia popular colombiana, desarrollaban tareas de defensa del territorio frente al modelo extractivo minero y por el agua. Joel Meneses era un líder histórico del Comité de Integración del Macizo Colombiano -CIMA- y dirigente comunitario del Proceso Campesino e Indígena del municipio de Almaguer -PROCAMINA. Las otras dos personas también se desempeñaban como líderes comunitarios del macizo colombiano, en el mismo municipio.

Según el comunicado emitido por el CIMA, los dirigentes campesinos fueron interceptados por hombres encapuchados vestidos de camuflado y con armas largas, en las inmediaciones de un sitio conocido como Guayabillas, corregimiento de Llacuanas, mientras se dirigían al mercado de este corregimiento. Horas después los tres campesinos fueron encontrados sin vida, con tiros de gracia, en los límites de los municipios de Bolívar y Almaguer.

Radio Mundo Real, a través de su corresponsal Danilo Urrea, dialogó en Colombia con Diana Sanchez, integrante de la Mesa Social Para la Paz y directora de la Asociación Minga, entidad que históricamente ha trabajado en el suroccidente del país andino, para conocer sus apreciaciones frente a estos acontecimientos.

“Es una paradoja, y una gran contradicción que mientras se está avanzando a pasos importantes en la negociación del conflicto entre un actor armado y el Estado colombiano se siga asesinando, agrediendo y quitando del camino a importantes lideres sociales y defensores de derechos humanos”, postuló Diana Sanchez.

En esa misma vía, profundizando en la grave situación que se ha generado con los asesinatos, la activista de derechos humanos agregó que “esas son las realidades que siempre han atravesado a Colombia y denotan que, por un lado, la terminación del conflicto armado no necesariamente va a resolver las diferentes tensiones y otro tipo de violencias que también hacen parte del conflicto, solo va a resolver una parte reflejada en lo acordado”. “Estamos haciendo énfasis en que la oportunidad política de negociar el conflicto armado tiene que servir también para que el gobierno tome medidas y políticas estructurales, no livianas como las que viene tomando, para poner en cintura a actores armados, que no son la insurgencia, que pueden ser grupos paramilitares o bandas criminales u otro tipo de organizaciones que se sienten afectadas por el trabajo importante que hace el liderazgo social en los territorios” añadió.

Luego de saludar y respaldar los acuerdos alcanzados entre las partes en conflicto y de invitar a su refrendación a través del voto por el SÍ en el plebiscito del próximo 2 de octubre, Sanchez señaló que a pesar de la importancia del acuerdo, no significa la paz completa. “Esto es una cuota inicial muy importante para seguir construyendo un país en paz y democrático en Colombia, pero es insuficiente y consideramos que hace falta avanzar en la mesa entre el gobierno y el Ejército de Liberación Nacional -ELN, que está acordada desde el pasado 30 de marzo, pero que no se ha instalado públicamente”.

Respecto a la posibilidad de la victoria del SÍ en el plebiscito convocado por el gobierno para refrendar los acuerdos alcanzados durante más de 4 años con las FARC, Sanchez explicó que desde un punto de vista analítico y político, desde la racionalidad, el SÍ no es la respuesta que se sienta como mayoritaria y de consenso. “Eso es problemático porque no se podría entender cómo el pueblo colombiano no está a unísono sintonizado con el SÍ para apoyar la refrendación. Las últimas encuestas están dando como ganador al SÍ pero con un margen muy pequeño y eso significa que el esfuerzo que debemos hacer los diferentes sectores comprometidos con la paz del país es muy grande”, sentenció la activista.